ACTO DE MAGISTERIO

Honor y gloria a Ti, Cristo,
Rey del Universo

(Borrador)

  1. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Cristo es el Rey: el Rey de todos aquellos que Lo reconocen como el Unigénito Salvador del mundo (Ap 19,16), nuevamente bajado del Cielo para habitar con sus hijos fieles en la Pequeña Cuna del Niño Jesús, Su Tabernáculo eterno (Revelación de Jesús a María Giuseppina Norcia, El Tabernáculo de Jesús”, 19/06/1994).

  2. Los que en la Pequeña Cuna del Niño Jesús Lo reconocen y Lo acogen (Revelación de Jesús a María Giuseppina Norcia, El Verdadero Rostro de Jesús”, 18/06/1995) son los nuevos “hijos” (Jn 1,12), hijos de estirpe real; y sobre ellos estará la Paz, el Amor y la Alegría de Su Maestro y Dios, Señor del Cielo y de la Tierra, que con Sinceridad conduce todos a la Verdad, a fin de que muchos tengan la Vida por la Eternidad (Jn 3,16; 6,40).

  3. Quien no ha entendido la Esencia y la Sustancia del Hombre-Dios Jesús en Su primera Venida no podrá ahora ni acogerLo ni comprenderLo en esta Su última Venida (Mt 11,29; 13,55). Jesús era y es el Humilde entre los humildes, el Carpintero, el Humilde Servidor de todos, aunque teniendo que cumplir con la Misión que el Padre Le había encomendado: salvar a la humanidad (Mt 18,11; Mc 10,45).

  4. Salvar a la humanidad (Jn 12,47-50): una misión dura y bella, por unos lados confortante, por otros muy, muy pesada. Su única alegría: llegar a cumplir con lo que el Padre Le había pedido (Jn 4,34; 9,4) para redimir esta humanidad cambiar el corazón de los hombres y hacerles escuchar y vivir Su Corazón, de Amigo, Hermano, Maestro y Dios, Aquel que es Rey (Jn 18,37), a fin de que la humanidad pudiese empezar a entender como ser, por primero, verdaderos hombres, para luego manifestar la fe en el único Dios, Uno y Trino: Padre, Hijo y Espíritu Santo (Mt 28,19).

  5. La realidad que Jesús tuvo que enfrentar no era fácil, porque muy anclada a la tradición (Mt 15,3.6; Mc 7,9.13), que a lo largo del tiempo habían llegado a ser verdaderos balduques y verdaderas cadenas que asfixiaban el corazón de los hombres: no de los poderosos, sino de los humildes, últimos y desheredados. He aquí las lágrimas del Padre Santo, que con razón de esto ha enviado al Hijo, a fin de que pudiese cumplir con Su Misión junto a Aquella que Lo había generado, llevándoLo en el Regazo, puro y santo, y donándoLo al mundo entero (Lc 1,31-22).

  6. Jesús ha venido en el mundo para enderezar el Camino que otros habían hecho retorcido (Mt 3,3), porque a los que gobernaban les gustaba retorcer la vida de los últimos, de los sencillos, sin saber que precisamente los últimos y los sencillos eran y son los que el Padre amaba más, (Lc 10,21), porque en todos estos está la fe: la sustancia de la fe.

  7. Por esto Jesús nació como Niño (Lc 2,12), para luego manifestarse y redimir muchos como adulto, aunque siempre permaneciendo en aquella infancia del Corazón (Lc 18,16) que Lo habrían luego conducido a volver sobre esta Tierra (Hch 1,11) y manifestarSe nuevamente a semejanza de un Niño (Revelación de Jesús a María Giuseppina Norcia, La Ascensión al Cielo, 13/04/1995), aunque crecido.

  8. He aquí que Jesús volviendo (Jn 14,2-3) ha nuevamente crecido en el Corazón de otra María (Revelación de Jesús a María Giuseppina Norcia, El Retorno de Jesús”, 31/10/1994), Aquella que Lo ha sabido amar como Su Madre, Suya e nuestra Madre, imprimiendo Su Sonrisa de Niño en Su Corazón de Mozuela, porque la Sonrisa del Niño Divino habría nuevamente tenido que (y, ahora cumplidamente, tiene que) hacer renacer esta humanidad, por última vez.

  9. He aquí la Misión del Señor, que todavía no ha terminado, porque la Acción del Espíritu Santo no acabará hasta cuando no se llegará al Cumplimiento final (Jn 14,16).

  10. En estos últimos tiempos de la Historia de la Salvación aún más grande es el pecado de los que habían conocido a Jesús, de los que Lo han visto actuar, de los que han visto los Frutos, seguidos a Sus Acciones y Sus Palabras (cfr. Jn 9,40-41). Grave será la culpa por todos estos que han querido abolir todo lo que Jesús ha hecho: Sus Obras (Revelación de Jesús a María Giuseppina Norcia, El Altar Privilegiado Eterno por la Unión Hipostática”, 30/06/1985). Pero, sobre todo, grave es la culpa de haber obstaculizado a los pequeños la posibilidad de poder recibir las Acciones de Su Espíritu (cfr. Lc 11,52), desviándoLas con todo lo que es humano y humanidad.

  11. En esta Su nueva Venida, muchos son los que habrían tenido que amar a Jesús (Lc 18,8), pero muchos han decepcionado al Padre Santo porque no han querido acoger la Acción del Espíritu Santo enviado por el Padre.

  12. Pero a los que Lo han acogido Él ha dado el poder de volver a llegar a ser hijos de Dios (1Jn 3,2). He aquí el Resto (Is 4,3): aquel Pequeño Resto del Israel de Dios permanecido fiel, el Pueblo valiente que ha sabido mantener la única y eterna Fe en alto, que recibirá Su Gracia, porque ha sabido conocerLo y reconocerLo (Revelación de Jesús a María Giuseppina Norcia, “El Lugar Santo del Retorno de Jesús”, 19/02/1995), aprendiendo de la historia y amando a Aquel que es.

  13. He aquí la Acción del Consolador (Revelación de Jesús a María Giuseppina Norcia, El Espíritu Santo”, 13/09/1984), que Jesús había prometido que habría enviado (Jn 15,26), para conducir los hijos de Dios a comprender la Verdad entera (Jn 16,13), a fin de que estos hijos puedan comprender y conocer, entonces ser puestos al tanto, de Su Acción que conduce a la Vida.

  14. Necios son aquellos que han perdido el Tesoro precioso pensando desafiar a Dios y vencer (Ap 6,17). Necios son aquellos que nuevamente han querido quedarse anclados a las tradiciones antiguas, no acogiendo a la Acción del Espíritu que procede en la Historia (Mt 12,31).

  15. Necios son todos aquellos que no han sabido mantenerse al tanto del Espíritu Santo que les habría inducidos e introducidos (Mc 1,12) a comprender el Itinerario de la Salvación (Revelación de Jesús a María Giuseppina Norcia, El Retorno de Jesús”, 31/10/1994) que en la Nueva Jerusalén (Ap 21,1-2) se cumple: aquella Jerusalén proclamada, manifestada al Apóstol del Amor (Ap 21,3) que ahora, en el Amor completo del Hijo de Dios, se manifiesta.

  16. En este tiempo Jesús Se apresta a escribir el último Capítulo de la Historia de la Salvación. Luego será el fin (1Cor 15,24). Luego estarán alegres los que lo verán por la eternidad.

  17. Cuando las puertas se cerrarán y la cancela se cerrará, ya no habrá espacio por los aullidos, por las gritas (Mt 25,12), porque la Misericordia será agotada y Jesús tendrá que, y querrá festejar con todos aquellos que Lo habrán sabido amar, comprender y hacerLo amar (Mt 25,46).

  18. Como nos enseña María, los ricos serán echados con las manos vacías (Lc 1,53) y Jesús donará Su Riqueza a los que habrán permanecido puros en el corazón, en el alma, dejándose permear por Su Espíritu que dona la Vida (Jn 6,63).

  19. Este es el Camino de la Santidad, que pasa por María para conducirnos al Salvador (Acto de Magisterio, El Camino Privilegiado que conduce a la Salvación”, 15/08/2023). Este es el Camino de Sus Servidores que, sirviendo al Maestro siguiendo el ejemplo de la Madre (Jn 2,5), sirven a los hermanos para servir a la Madre Iglesia, Única e Imperecedera, porque Uno será el Patio de Dios (Espiritualidad, Nueva Jerusalén: la Iglesia querida por el Padre”, 04/10/2018): el Patio Blanco y Puro, donde la Pureza de María estará en cada uno y el Tesoro más grande estará en el centro de la vida de todos.

  20. He aquí la Balanza de Dios (Ap 6,5) que con Misericordiosa Justicia gobernará, primero juzgando este mundo, luego abriendo de par en par las Puertas de Su Reino para decir a todos: ¡“Babilonia ha caído, entrad y festejad con vuestro Rey” (Ap 18,2)!

  21. He aquí la unión de los Santos de la Tierra con los Santos del Cielo (Revelación de Jesús a María Giuseppina Norcia, La Divina Familia y la Escalera de oro”, 25/12/1988), que anhelan reunirse todos juntos (Ap 7,13-14), para amarse los Uno a los Otros de un Amor sin fin, porque sólo Cristo y María son el Inicio y la Fin (Ap1,8; 21,6; 22,13; Acto de Magisterio, María Madre de la Cristiandad”, 31/10/2024), para poder ser, formar y manifestar a todos el único Pueblo (Ez 37,24) que alabará a Dios por la eternidad, cantando: “Tuyo es el Reino, Tuya es la Potencia y la Gloria en los siglos” (1Cr 29,11).

  22. Por todos los otros que habrán cosificado Su Santísimo Nombre; por todos aquellos que habrán, con intención, malvendido Su Riqueza; por todos aquellos que habrán hecho llorar a Sus hijos, será llanto eterno (Mt 8,12): todos estos llorarán por la eternidad (Ap 21,8), junto al príncipe de esta tierra, porque él será derrotado para siempre: María y Su Estirpe lo aplastará por última vez (Gen 3,15), definitivamente.

  23. He aquí que el dragón, con sus hijos, será arrollado en el abismo (Ap 20,10). Y ninguna cabeza ni cuerno sobrevivirá (Ap 12,3; 13,117,3.7), porque sólo Jesús, el Rey de los reyes y el Señor de los señores (Ap 17,14), estará con Su Pueblo por la eternidad Ap 21,5-7). Y este será el Acto final del Libro de la Salvación (Ap 22,18-20). En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

24 de noviembre de 2024
Fiesta de Cristo Rey del Universo

El Pontífice
Samuele