La Luz de fuego viene en el mundo
1. Cristo Luz del mundo
Cristo es la luz del mundo (Jn 1,1-5). Nuevamente la Luz ha venido en el mundo, pero el mundo no la ha recibido (Jn 1,11).
Quien la ha acogido y la acoge con fe camina cada día en la Luz y nunca sucumbirá (Jn 11,9). Quien quiere permanecer en la Luz sigue el Camino, anulando el propio “yo” para hacer habitar en el corazón a Dios (1Jn 1,5). Quien quiere permanecer en la Luz escucha la Verdad de las enseñanzas de Jesús y las pone en práctica, para ser finalmente libre (Jn 8,32). Quien quiere permanecer en la Luz, se esfuerza (Lc 16,16) por conquistar la Vida eterna (Jn 12,25), alejando el pecado y todo lo que conduce a la muerte del alma, del corazón y del espíritu (1Jn 2,8-10).
Cristo es la Luz del mundo, que desgarra las tinieblas y vence la muerte. Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida (Jn 14,6). Quien cree en Él nunca morirá, sino que vivirá (Jn 3,16). Quien cree en Cristo Luz llegará a ser luz para los otros y habitará en Su Casa.
2. La Nueva Jerusalén Casa de la Luz
La Nueva Jerusalén es “la” Casa de Dios entre los hombres (Ap 21,3): Casa de Vida y Casa de Luz, que brillará y cada vez más se manifestará (Is 60,1), por potencia, por justicia y por amor, aquel Amor hecho Persona (Jn 1,14) que hace redescubrir a muchos la alegría de ser todos hermanos e hijos (Jn 1,12) del unigénito Hijo de Dios, el Verbo hecho carne, que en la Tierra de Amor nuevamente ha bajado para establecer Su Reino y Su morada.
En la Nueva Jerusalén, morada metafísica de Dios (Ap 21,2), todos aquellos que se esforzarán por conocer la Luz (Ap 21,23) podrán reconocer a sí mismos en el Hijo, en el Hermano y en el Amigo, que es Cristo Señor (2Cor 4,6).
En la Nueva Jerusalén el Padre vela sobre Sus hijos, acoge todo sacrificio, efunde Su amor y extiende Su gracia y Su sombra sobre los que lo temen (Lc 1,49-50). Sobre los que no lo temen, sobre cuantos viven el mundo huyendo la Luz para esconderse en la oscuridad de las tinieblas y tramar lo que es mal ante los ojos del Señor, el Padre extenderá Su mano (Lc 1,51).
3. La Luz de fuego viene en el mundo
Una Luz de fuego viene en el mundo (Is 10,17-23). Aquellos que la verán y doblarán la cabeza se salvarán; aquellos que, viéndola, la escarnecerán, serán consumidos por la Flama que arde en el Corazón del Padre (Jn 3,36).
En el tiempo vivo y santo de Dios, que el mundo no ha comprendido y no quiere comprender, la voluntad del Padre se cumplirá. Los hijos del Padre advertirán en el corazón cada instante de este tiempo, que llevará paz a la Casa de los hijos de Dios, alegría y santidad en el corazón del Pequeño Resto de Israel (Jer 31,7), pueblo elegido por Dios (Is 43,20).
La Cruz de fuego separará las ovejas de los cabritos (Mt 25, 32-33) para dar consuelo a quien tanto ha sufrido y tanto invoca la intervención divina. El mundo será sometido por la Omnipotencia del Padre (Ef 1,22): una Omnipotencia viva, santa y veraz que no dilata el tiempo, porque el tiempo ha sido acortado. Aquel tiempo del cual muchos han hablado, sino que nadie nunca ha comprendido (Ap 1,3), excepto quien animado por el Amor del Hijo de Dios.
En la Tierra de Amor Dios Uno y Trino ha depositado la llave (Ap 3,7) de la comprensión verdadera y auténtica del Proyecto de salvación querido por el Padre, encomendado al Hijo para el triunfo del Corazón Inmaculado de la Madre (Ap 7,10). La Nueva Jerusalén vence. Jamás los hijos de Dios serán sometidos por los hijos de las tinieblas. Dios vence y Su voluntad se cumple para conducir Sus hijos a la victoria (1Jn 5,4-5), una, santa y universal.
25 de diciembre de 2020
Fiesta Solemne de la Navidad
de Cristo Jesús
El Pontífice
Samuel