La universalidad de la Iglesia de Cristo hecha de santos y almas de carne y hueso
La universalidad de la Iglesia de Cristo hecha de santos y almas de carne y hueso
(Borrador)
La Iglesia Cristiana Universal de la Nueva Jerusalén se funda sobre la Palabra de Jesús (Mt 7,24), el unigénito Hijo de Dios, el único Salvador del mundo. La Iglesia Cristiana Universal está viva. No una iglesia hecha de muros y de frescos preciosos, sino una Iglesia hecha de hombres y mujeres que están en camino para ser santos (Mt 5,1-12), que creen en Cristo, que quieren vivir en la Fidelidad viva y que quieren dar la propia contribución para poder vencer la batalla final (Ap 12,7), que ve el Espíritu Santo contrapuesto a un espíritu anti-cristiano que quisiera alejar a todos de Cristo y de Su sacrificio eucarístico, de Su Sacrificio salvador, para hacer confluir todos en una nueva idea de religión mundial que se basa sobre un genérico amor que no conduce a Cristo sino a Sai Baba y a sus falsos profetas (2Ts. 2-4), no animados por el Espíritu Santo sino que venidos para engañar a las gentes (Mc 13,22).
He aquí la Iglesia, la universalidad de la Iglesia de Cristo, hecha de corazones que laten al unísono con el Corazón del Padre. El Padre Bueno y Santo, el Padre Misericordioso y Justo que ha establecido Su Morada en la Tierra de Amor (Ap 21,3), donde Su Espíritu acoge a todos aquellos que, postrándose con amor, están anhelantes de conocer el verdadero Amor y recibir así la Misericordia del Padre. He aquí la Divina Misericordia derramada por el Padre en la Tierra de Amor (Lc 1,54), para cada hijo que a Él se postra con devoción y sinceridad de corazón, para ser llenados de Su infinita gracia.
He aquí la Iglesia, Una, Santa y Universal, que en el respeto de la Ley de Dios quiere hacer reconocer al mundo entero la única doctrina, eterna (2Jn 9), la doctrina que nunca hará derrumbar a todos aquellos corazón que quieren permanecer fieles a Cristo Señor, a pesar de las intemperies, a pesar de las desgracias, a pesar de todo lo que de material y espiritual se vive y se vivirá.
En estos últimos tiempos, que ahora son, el Padre ha restablecido Su Iglesia, hecha por muchos Patios. Éste Jesús ha revelado a la Mujer de Dios, María Giuseppina Norcia. Ahora que el Patio de Roma ha traicionado la Alianza con el Padre, traicionando Su Espíritu y traicionando las enseñanzas del Hijo, he aquí que el Padre, en el Espíritu del Cristo Resucitado, ha renovado Su Nueva Alianza (Jer 31,31-34) con el Patio de la Nueva Jerusalén, que el Padre ha revelado primero con María Giuseppina Norcia y que ahora manifiesta al mundo en Su esencia y sustancia de Madre Iglesia, Cristiana y Universal.
La Iglesia de Cristo está hecha de corazones ardientes, listos y voluntariosos. Todos aquellos que se han encomendado a falsas guías (Mc 13,21), todos aquellos que han puesto su confianza en un Patio che ha perdido el camino, perderán la propia vida. Sin la real presencia del Espíritu Santo todo el imperio de Roma se desmoronará (Ap 14,8). Un imperio espiritual y sobre todo material, construido con abundancia, no santa, sino oportunista (Ap 17,5), pidiendo a cambio honra y poder, para poder gobernar y hacer todos súbditos. Jesús ha revelado a María Giuseppina Norcia que ha vuelto en la Tierra de Amor para ser Rey de un gran pueblo, venido para curar y liberar a Sus hijos, nuevamente hechos esclavos por otros. Jesús ha venido en la Tierra de Amor para volver a donar a cada hijo aquella dignidad que muchos han perdido, para que cada uno pueda sentirse de ser hijo digno delante del Padre (1Jn 3,1).
Esta es la Iglesia de Cristo. Las palabras y las enseñanzas del Maestro, queridas, dejadas y escritas, han sido escritas con el Fuego del Amor del Padre, para hacer justicia a los justos y misericordia a aquellos que a Él se encomiendan, que en la Tierra de Amor han vuelto a encontrar el Camino, en María, con María y por María. Todo contribuye al cumplimiento del Plan de salvación del Padre (Ro 8,28). Todo está escrito y todo se cumple. Ahora incluso la Tierra, después de muchos abusos y atropellos perpetrados por la incuria de la mano del hombre, se rebela. He aquí que incluso la naturaleza, al mando del Padre, avanza (Sir 16,19), para demonstrar a la humanidad entera la propia inconsistencia espiritual y también humana. Nada se puede ante a Dios, a Su Omnipotencia y a Su Voluntad. Nada se puede ante Dios Padre Todopoderoso.
He aquí el avanzar del Padre en este mundo. He aquí la manifestación al mundo de la Iglesia Cristiana Universal de la Nueva Jerusalén, querida por el Padre para encauzar las gentes sobre el único Camino que conduce a la salvación, para hacer consistir todos en la única Verdad que salva a fin de que todos tengan la Vida (Jn 14,6) y la tengan en abundancia (Jn 10,10), por la eternidad, en Cristo, con Cristo y por Cristo.
He aquí la victoria de la Iglesia Cristiana Universal de la Nueva Jerusalén, que el Padre ha querido para restablecer el orden y la santidad en este mundo, para manifestar al mundo la Cruz que ilumina y que nunca se apagará (1Cor 1,18): la Cruz de Luz, Luz del Corazón del Padre, que encauza las gentes, a fin de que todos aquellos que han traicionado y desafiado a Dios, puedan sucumbir y perecer (2Ts 1,6-9), para nunca más dañar los hijos de Dios.
He aquí el orgullo de los hijos de Dios, que suben al Monte Santo (Is 57,13b; Sal 99,9) alabando a Dios, el único Dios, el unigénito Salvador del mundo, el Hijo de Dios, el Señor, el Dios Uno y Trino, para hacer vencer y triunfar el corazón inmaculado de María que con materno cuidado reza sin parar delante del Padre, para que todo enemigo sea vencido y para que cada hijo que a Ella se encomienda pueda ser mecido como un Niño entre Sus brazos (Sal 131,2), para recibir amparo y conforte.