El Domingo de Pascua y
el Triduo Pascual de la Madre Iglesia

  1. La Pascua (Jn 20) es el día nuevo, día de vida nueva, centro del camino de los hijos de la Madre Iglesia. Y en este día todos los hijos de Dios deben advertir el perfume nuevo y fresco de la novedad, de la nueva vida que nace para dejar la vieja, que era y no es más.

  2. El Triduo Pascual, formado por el Jueves Santo, el Viernes Santo y el Sábado Santo, en la reforma litúrgica de la Iglesia Cristiana Universal de la Nueva Jerusalén, acompaña los corazones de los fieles para unirse y para renacer en la vida nueva, para resucitar en Cristo, con Cristo y por Cristo, en un único recorrido que en el domingo, Dies Domini, el día del Señor, se cumple.

  3. En el Jueves Santo (Jn 13; 14; 15; 16; 17) los hijos de la Madre Iglesia están llamados a vivir la celebración de la última Cena, que Cristo Jesús ha celebrado con sus primeros amigos. Aquella tarde Jesús ha constituido Su Iglesia, instituyendo la comunión eucarística en el espíritu de compartir y de fraternidad, que debe ligar los corazones de los hijos al Corazón del Señor, en la Nueva Alianza que se cumple definitivamente en el Reino del Padre. Aquella tarde, con el gesto del lavatorio de los pies, Jesús ha consagrado los Apóstoles como ministros del verdadero Dios, purificándolos y haciéndolos limpios, a fin de que estuviesen listos para administrar su Iglesia, en aquella ideal transferencia de poderes ocurrida entre Jesús y Pedro y los Apóstoles, para que desde aquel momento en adelante Pedro y los Apóstoles pudiesen actuar y hablar al mundo entero en nombre y por cuenta de Jesús.

  4. En el Viernes Santo (Jn 18; 19) los hijos de Dios reviven la Pasión y el Sacrificio de Jesús, uniendo la propia oferta a la oferta de Jesús, que se ha donado para donar la salvación a todos sus hijos, presentes y futuros: una oferta viva, continua y palpitante, que revive en el Hijo y en el sacrificio cotidiano de los hijos de Dios que quieren ofrecer la propia vida y la propia cotidianidad, en Cristo, con Cristo y por Cristo.

  5. En el Sábado Santo los hijos de Dios viven la espera, en el silencio orante y en la oración viva, en unión total y perfecta con María, Sierva, Esposa y Madre de Dios, Reina de Cielo y de la Tierra y Corredentora Universal, aquella que con su oración e intercesión ante el Padre ha cortado el tiempo de la resurrección del Hijo, que se ha cumplido al amanecer del nuevo día.

3 de abril de 2021
Sábado Santo

El Pontífice
Samuele