ACTO DE MAGISTERIO

Carta abierta a los jóvenes y a todos aquellos que quieren ser santos.

Con María para ser santos

(Borrador)

  1. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. María es la toda pura y la toda bella (Lc 1,27b). Quien confía y se refugia en su Corazón Inmaculado nada tendrá que temer. María es Aquella que ha aplastado la cabeza al enemigo de Dios (Gen 3,15) y así nuevamente será, así es cada día para quien se encomienda a María imitando y encarnando sus virtudes: la obediencia, la pureza y la humildad (Lc 1,46-48), virtudes fundamentales y baluartes de la fe cristiana.

  2. Todos aquellos que son y quieren ser santos miran a María, a su ejemplo de vida invocando su maternal intercesión y protección. María ayuda de los cristianos (Hch 1,14). Quien quiere conservar la fe cristiana auténtica ruega a María, para ser como Jesús desea (Lc 8,21). Quien quiere ser Cristiano auténtico consagra la propia vida a María, así como ha hecho el pequeño Jesús (Lc 2,51), consagrando su Sagradísimo Corazón al Corazón Inmaculado de Aquella que es Madre de Dios (Lc 1,35) y Madre universal, Madre de todas las gentes que ahora como entonces quieren seguir la Estrella de la mañana que introduce todos al Amanecer nuevo del Reino esperado (Hch 1,6) y prometido (Lc 22,18), donde el Brote (Jer 23,5) crece en el corazón de muchos para santificar y salvar aquellos que, llegados a ser niños en el corazón y adultos en la fe, viven para ser santos en las acciones y vivos en el Espíritu.

  3. Este es el camino hecho por María, Aquella que, nacida criatura y que se hizo Sierva de su Señor (Lc 1,38), ha sido revestida de la gracia del Padre (Lc 1,28), llegando a ser así, por gracia, Aquella que todo puede, porque todo el Padre a María le ha concedido (Jn 2,3-5). He aquí la Corredentora de la humanidad (Lc 1,49). He aquí la Mediadora entre Dios y la humanidad que, ahora más que nunca, viviendo la aridez y el aturdimiento, tiene que encomendarse a María (Jn 19,27), para volver a levantarse y volver a Dios.

  4. Quien quiere vencer ruega y ama, en María, con María y por María, uniéndose espiritualmente todos los días a Jesús, en la comunión viva y santa (1Jn 1,3.6), de corazón, alma y espíritu (Jn 6,63). Todo se vence con la oración (Lc 18,1-7) y con la fraternidad (Jn 13,34).

  5. He aquí amar a Dios por encima de todo (Dt 6,5). He aquí vivir Jesús cada día como el único Bien primario (Flp 1,21). Y he aquí la oración del Santo Rosario (Lc 1,42; 2,14), la dulce cadena que reconduce a Dios en María, con María y por María, el arma más potente que Dios ha donado a sus hijos para derrotar a su enemigo.

  6. Viva está en Cielo la guerra entre Miguel y sus ángeles contra la fila infernal (Ap 12,7-8). La guerra está en el Cielo y está también en la Tierra (Ap 12,9). Los hijos de Dios combaten la buena batalla (Ap 12,11) para conservar y llevar a todos la verdadera fe en Aquel que salva (Hch 4,12), porque sólo así podrá estar la verdadera Paz en el mundo (Revelación de Jesús a María Giuseppina Norcia, “La Divina Familia y la Escalera de Oro”, 25/12/1988).

  7. He aquí la fraternidad (Rom 12,10), verdadera y santa, que Jesús nos ha donado haciéndose Hermano y Amigo (Jn 15,15), el Amigo más querido que con su ejemplo ha hecho comprender a todos el sentido de la verdadera amistad: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Mc 12,31). No una amistad fundada sobre la conveniencia del momento, sino sobre el don de sí (Flp 2,5-8), en el amor por aquellos que comparten la meta, el camino que conducirá todos los hijos de Dios y los hombres de buena voluntad a la Salvación (Ex 14,13; Sal 13,7), a la Morada de Dios sobre la Tierra: la Nueva Jerusalén (Ap 21,2-3).

  8. He aquí el itinerario de la Salvación (Is 25,9) trazado para todos y para los jóvenes en particular (1Jn 2,13-14), aquellos que, con ardor y espíritu indómito, no vagan sin meta sino quieren dar un sentido pleno a su vida (Mc 16,15-16), viviendo para ser santos y perfectos (Lv 20,7; Mt 5,48), para llegar a ser muchos pequeños Jesús y muchas pequeñas María (1Jn 3,2), venciendo toda tentación y superando toda prueba (1P 1,7), ofreciendo toda su cotidianidad al Padre para hacer, todos los días, su Voluntad (Mt 6,9-13; 7,21).

  9. Siguiendo a María, la Estrella (Mt 2,2), todo lo que parece difícil o – para algunos – imposible, llegará a ser simplemente su camino (Lc 1,37), con tal que, como ha hecho María, uno esté dispuesto a despojarse del propio “yo” (Mt 16,24) para permitirle a Dios Padre Todopoderoso revestir quien lo ama de su Pensamiento, de su Gracia, de su infinito Amor, que es Persona (Jn 1,14; 1Jn 4,9-10).

  10. He aquí el Reino de los Santos sobre la Tierra (Ap 7,4-10), que en la Tierra de Amor cobra vida a fin de que muchos tengan la vida (Jn 17,2-3) en Aquel que es Vida (Jn 14,6), por la eternidad. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

31 de octubre de 2023
Vigilia de la Fiesta de todos los Santos

El Pontífice
Samuele