ACTO DE MAGISTERIO

Cristo Rey de Amor y de Justicia

Y todas las criaturas que hay en el cielo, sobre la tierra,
debajo de la tierra y en el mar, y a todas las cosas que hay en ellos
oí que decían: «Al que está sentado en el trono, y al Cordero,
la alabanza, el honor, la gloria y el imperio por los siglos de los siglos» (Ap 5,13)

(Borrador)

  1. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. En la Nueva Jerusalén Dios Padre ha nuevamente enviado una parte de su Corazón, su Hijo, vuelto (Hch 1,11) para aunar el pueblo de Dios (Ez 37,23-27). Todos aquellos que quieren reconocer al Padre y todos aquellos que, reconociendo al Hijo, han reconocido al Padre (Jn 17,7-8), en el Hijo reconocerán la Esencia y la Sustancia del Padre (Jn 1,18).

  2. La Nueva Jerusalén es la Casa de Dios (Gn 28,17). De su Casa Dios Padre quiere infundir en el corazón de todos su Fuerza (Ap 7,12); y penetrar en el corazón de todos para dar nueva linfa, nuevo vigor y nueva sustancia (Rom 11,16-23), para testimoniar a Cristo por encima de todo, Cristo Rey del Universo (Jn 18,37), Cristo única Victoria contra un mundo de ateísmo, contra un mundo que ha perdido la dirección espiritual refugiándose en todo lo que es material, olvidándose de sus raíces y olvidándose de su meta final, haciendo de la Tierra y de todo lo que es terrenal su poder (Sal 52).

  3. En este tiempo Dios envía a sus mensajeros para aunar en su Casa todos aquellos que quieren creer, amar y vivir en la única Verdad (Jn 16,13), para despertar las conciencias, despertar los corazones y darles la vista de Dios (Is 66,10-22), a fin de que con los ojos del corazón muchos puedan ver y ser, amar y vivir, testimoniar y acoger en la Cuna de Amor Aquel que es Rey, que en la Pequeña Cuna ha puesto su Trono (Ap 5,1).

  4. De un pequeño Rincón de Tierra (Mi 5,1) Dios ha hecho el Centro de su infinita Misericordia, la meta y el arribo para todos los hombres de buena voluntad, para todos aquellos que han mantenido la verdadera fe (1P 1,9), para todos aquellos que han defendido y defenderán la verdadera fe en Cristo Señor, Rey de gracia y de Misericordia.

  5. Todos estos serán con Dios en la verdadera Vida (Flp 3,14), donde los hijos estarán juntos al Padre en la única esencia, para manifestar al mundo su verdadera sustancia de hijos (1Jn 3,1) del Rey, verdadero Dios y Juez Misericordioso.

  6. Muchos son los detractores y los negadores del Proyecto de Salvación del Padre que se actúa en la Nueva Jerusalén; muchos son los calumniadores; muchos son aquellos que han querido esconder la Verdad de la Tierra de Amor elegida por el Padre (Ez 22,1-9)-, y muchos otros son aquellos que, avergonzándose de Dios bajado en esta Tierra, acabaron por malvender a sí mismos (Lc 9,26).

  7. La acción del Padre, por medio del Hijo, por el Corazón Inmaculado de María, llevará todo a cumplimiento (Mt 5,17), para dar honor a quien se ha sacrificado por su Santo Nombre; para dar gloria a cuantos han sabido testimoniar Dios con amor y vigor; para dar su recompensa a cuantos, ofreciendo ellos mismos por su Amor, han sacrificado su vida para hacer conocer la Verdad (Mt 5,1-12).

  8. He aquí los hijos benditos por el Padre que, en la presencia del Rey, oirán: “Venid, benditos de su Padre, porque habéis hallado gracia hacia mi Corazón, porque Me habéis dado para comer cuando tenía hambre; Me habéis dado para beber con su amor cuando el amor de muchos ha fallado; y os habéis quedado conMigo y por Mi hasta el final, perseverando y venciendo, contra todo y todos” (cf. Mt 25,34-49).

  9. La Fuerza de la Casa de Dios, la fuerza de la Acción de su Espíritu ha encontrado en los hijos fieles al Padre un terreno fértil (Mc 4,20). En este tiempo el Espíritu avanza para vencer, manifestando la Acción y la Voluntad del Padre, para aunar y hacer que todos se reconozcan bajo el único Pastor (Jn 10,16), Cristo, el Rey de los reyes y el Señor de los señores (Ap 19,16).

  10. Este tiempo será lleno y fructuoso para los hijos fieles a Cristo (Ef 1,3-10) y la Voluntad de Dios se manifestará, día tras día. La humanidad no ha querido arredrar en el desamor sino que ha perseverado en cometer todo tipo de pecado, atrayendo sobre sí la Justicia del Padre, Bueno y Justo, Santo y Amoroso, mas Juez Serio y Fuerte (Sal 7,12).

  11. La humanidad vive el tiempo de la gran confusión (Sab 14,25-26). El enemigo de Dios la atenaza y muchos corazones están prisioneros de su espíritu y de su acción diabólica (2Ts 2,7). El espíritu maligno por un lado sopla donde el fuego está vivo: y he aquí la violencia y la guerra, el odio y la prevaricación, que acosa – en su asedio más y más infernal – pueblos y naciones; por el otro sopla para apagar el Fuego Santo de la verdadera fe, alejando muchos corazones – en búsqueda de la Verdad – de la Casa donde Dios ha puesto su Morada, su Trono (Ap 21,3).

  12. Frente a la acción del Espíritu Santo muchos aparentes corderos se escaparán, porque no corderos sino lobos (Jer 21,1-2). Cuando la Verdad desenmascarará definitivamente el engaño (2Ts 2,8-10), muchos serán aquellos que llorarán, muchos serán aquellos que ya no encontrarán gracia, ni perdón ni amor.

  13. El Signo de Dios que muchos esperan bajará: la Justicia del Padre sobre Babilonia (Is 13). Muchas serán las eminencias y las excelencias a la vista que caerán y harán mucho ruido: precipitarán por voluntad divina porque manchados de grave pecado. Babilonia será presa de nueva y más ampla confusión y bajará en un vórtice sin fin (Jer 50,12-14).

  14. Por consiguiente, la maldad de Babilonia (Is 47) se reflejará en la confusión que reina sobre esta Tierra. Grave será el conflicto. Nadie querrá rendirse. Muchos querrán manifestar el propio humano poder y el conflicto se ampliará.

  15. Dúplice será la acción del Rayo de Dios, que aclarará toda niebla. Por un lado bajará contra aquellos que se declaran poderosos y fuertes (Lc 1,52), que saboreará la verdadera Fuerza del Todopoderoso, que llegará a ser para esta humanidad un peso imposible para llevar, porque el mundo ha renegado del Nombre de Dios, que es Salvación (Sal 117,22; Gl 3,5; Mt 1,21). Y lo que en el mundo parece floreciente se disipará.

  16. Por el otro, el Rayo de Dios será sustancia donde el mundo piensa que todo es árido (Lc 1,54). Y he aquí la Isla del Amor de Dios (Is 62), donde más y más gente, más y más corazones, más y más pueblos llegarán, porque la acción del Espíritu Santo será rica y abundante.

  17. Dios dará la Señal para que se comprenda dónde su Sol ha surgido (Ap 1,16) y dónde su Sol ya no está (Ap 18,8); dónde está María (Ap 12,1) con respecto a otra madrastra (Ap 17,6).

  18. Babilonia (Ap 17,5), quedada sin Sol (Ap 18,23), arrojará más y más en las tinieblas (Ap 18,2). Y con Ella caerán todos sus habitantes: aquellos que se han esforzado para traicionar al Sol y aquellos que – ignavos, calculadores, expectantes, incrédulos y biempensantes – serán arrollados con Ella en su orgullo, porque no habrán acogido la Voluntad de Dios (Ap 18).

  19. He aquí que, entonces, se oirá hablar del Centro de la Infinita Misericordia de Dios donde, llegando, conocerán el Nombre de aquel Dios que es Salvación (Ap 19,1). Muchos creerán en Aquel que ha resucitado y que ha vuelto (Ap 19,6), para dar la luz a quien está obcecado y a quien está ciego; la lengua, a quien nunca ha podido hablar; la fe, a quien nunca la ha conocido (Mt 11,5-6).

  20. Muchos, unidos a los Ángeles, cantarán: “¡Quédate con nosotros Señor, Aleluya! Tú eres Trigo, Señor, de los elegidos. Tú eres el Pan descendido del Ciel” (Libreta, Nueva Jerusalén Tierra de Amor, 8). Y aquel Trigo será rico y abundante, será el Pan cotidiano (Mt 6,11; Jn 6,63) donado por el Padre Santo a su Pueblo, que oirá su voz que dice: “Coma, sáciate, venza” (Ap 19,9).

  21. He aquí el Amor de Cristo, verdadero Rey (Ap 1,5) y verdadero Juez (Sal 81,8; Jn 9,39), por sus hijos fieles (Is 61) que, en María, Nueva Jerusalén (Ap 21,2), serán reconfortados y rescatados. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

26 de noviembre de 2023
Fiesta Solemne de Cristo Rey del Universo

El Pontífice
Samuele