ACTO DE MAGISTERIO

El Amor se hizo carne y habita en medio de nosotros

  1. En el principio el Verbo era, y el Verbo era junto a Dios, y el Verbo era Dios (Jn 1,1). Luego el Verbo, que en el Padre consiste, ha bajado en esta humanidad, encarnándose en el Hijo (Jn 1,14), el Amor hecho Persona (1Jn 4,9). El Amor ha venido en medio de su gente para indicar a todos el Camino para seguir, Camino de Amor, pero los suyos no lo han acogido (Jn 1,11). Aquellos primeros hermanos que lo han acogido, han llegado a ser hijos (Jn 1,12) y han llevado el Amor al mundo entero (Hch 1,8), a fin de que muchos pudiesen recibir el anuncio católico de la salvación (2Sam 22,3). Pero los sucesores de aquellos primeros hermanos han, a lo largo del tiempo, perdido el Camino del Amor (Ez 34,10), alejándose de la Verdad del Evangelio (Jn 8,45), impidiendo a muchos al acceso la Vida eterna (Jn 3,16).

  2. En su infinita misericordia (Tb 3,2) el Padre nuevamente ha enviado el Verbo (Ap 19,11-13), efundiendo sobre la Nueva Jerusalén (Ap 21,2) su Santo Espíritu, a fin de que nuevamente el Amor hecho carne pudiese consistir en el corazón de los hijos y conducir todos al Corazón del Padre (Ml 3,23-24a), el Árbol de la Vida (Ap 2,7).

  3. He aquí el Misterio del Niño Jesús, que manifiesta el Misterio trinitario de Dios (Jn 14,6), a fin de que los hijos de Dios recibiendo el Espíritu Santo puedan conocer al Padre y al Hijo (Lc 10,22), bajado en medio de su gente para aclarar las tinieblas (Jn 8,12) que, ahora como entonces, envuelven esta humanidad. El Niño Jesús ha vuelto (Hch 1,9-11), para ser acogido en el corazón de una Mozuela, que se hizo Cuna viviente para hacer consistir el Amor en su Corazón.

  4. Ella ha llegado a ser adulta en el Amor de Dios, aunque permaneciendo eternamente mozuela (Mt 5,8). Por medio de su Corazón el Verbo espiritualmente se hizo carne (1Jn 1,1), para consistir y habitar en el corazón de los hijos fieles al Padre que, acogiendo a su anuncio de salvación (Sal 94,1), con orgullo santo se reconocen “hijos” de estirpe real (Sal 149,2), hijos del Rey de los reyes y Señor de los señores (Ap 19,16), hijos del Hijo que ha donado su Vida (Jn 15,13) a fin de que todos tengan la Vida eterna y la tengan en abundancia (Jn 10,10b).

  5. En la Nueva Jerusalén Dios Padre Todopoderoso se manifiesta. Y el Padre es Espíritu y Vida (Jn 6,63). Y en el Espíritu Dios es Padre e Hijo, Hijo y Padre, Espíritu y Vida (Ap 22,17).

  6. Para el pueblo santo de Dios la Fiesta está viva, continua y palpitante: Fiesta en Cielo y Fiesta en la Tierra. En el día de su descenso del Cielo (Mt 26,64), Jesús ata su corazón de Niño al corazón de sus hijos, para donarles su eterna alegría (Sal 15,11), y ser así hermano entre los hermanos, para formar un pueblo sólo que tiene un solo corazón y una sola alma (Hch 4,32), que al unísono quiere expresar el agradecimiento vivo al Padre que en la Tierra de Amor donada a sus hijos ha enviado su Espíritu para habitar ahí eternamente (Jn 14,17).

  7. La Nueva Jerusalén es el Rincón de Paraíso en Tierra, donde viva está la alegría del Cielo, que se abaja sobre sus hijos para levantarles a la alegría del Hijo de Dios (Ap 2,7), porque el Pequeño Resto del Israel de Dios ha hallado gracia hacia Dios (Jer 31,7). Dios Uno y Trino ha bajado del Cielo y en el unigénito Espíritu (Jn 1,18) camina y habla con sus hijos, para manifestar el Dios con nosotros, el Emmanuel (Is 7,14; Ap 21,3), que en el unigénito Espíritu se revela para seguir manifestando la esencia y la sustancia de la única fe, de la única religión que salva: Cristo, eterna vida y eterna sustancia del Padre (1Jn 4,9).

  8. En la Tierra de Amor viva está la relación entre el amor y la santidad (Sal 15,3), entre la efusión (Gal 3,1) y la fusión del Espíritu Santo (Ez 36,26-27), entre la curación del alma y del cuerpo, así que se manifieste la contraposición con el mundo que vive en la iniquidad y en la mentira (Is 1,4), en el desamor y en la apostasía (2Ts 2,3), en la división y en la muerte.

  9. El trece de junio para la Nueva Jerusalén es día de regocijo y de fiesta (Ap 12,1.5), porque junto a María, a su Espíritu y a su Corazón materno, los hijos puedan ya desde ahora vivir las delicias del Cielo, vivir el Banquete preparado para saciar quien todavía tiene hambre del Amor de Dios (Is 25,6), para saciar la sed de quien todavía tiene sed del Espíritu Santo (Ap 21,6), a fin de que todos aquellos que se consagran al Corazón Inmaculado de María puedan conocer la Verdad entera (Jn 16,13).

  10. Los hijos de Dios hoy se alegran porque su alma ha encontrado a su Creador (2Mac 7,23), que en la Tierra de Amor con su mano cura y santifica (Sal 102,3). El mundo que de hierro ha herido y cortado la Alianza del Padre (He 8,8-9) será traspasado por la espada del Arcángel Miguel (Ap 12,7), que hará triunfar la justicia del Padre en este mundo corrupto e inicuo (Sal 9,9).

  11. La Jerusalén Santa, proclamada y anunciada, manifiesta la esencia de la Luz que es Cristo (Jn 1,9), Camino, Verdad y Vida (Jn 14,6): un corazón solo y una sola alma, para manifestar al mundo el pueblo que mantiene la fe en el verdadero Dios (Hch 16,5), a fin de que la fe no sea un recuerdo sino que la fe pueda instaurarse otra vez más en el corazón de quien quiere encontrarla (1Cor 2,5; 16,13); de quien está en búsqueda de ella (He 10,22); de quien quiere experimentar el verdadero Amor, Cristo Amor, María Amor, para ser y consistir en el Padre, que en el Hijo se manifiesta (Jn 14,8-9) efundiendo otra vez más su Santo Espíritu (Jn 14,16).

  12. El entusiasmo renovado de los hijos de Dios genera y generará nuevamente frutos santos y buenos (Mt 7,18). Y muchos más y más comprenderán cómo amar a Dios por encima de todo (Mc 12,30), como amar la fraternidad en el prójimo, a fin de que el prójimo sea amado y acogido (Mc 12,31).

  13. He aquí la Era del Espíritu Santo (Jn 4,23-24), he aquí la acción del Espíritu Santo (Jn 14,26), que nuevamente en la Nueva Jerusalén se derrama para resanar muchos corazones (Jn 14,17), para hacer volar el espíritu adormecido de muchos, para acoger y apretar a su Corazón toda oración hecha con fe, a fin de que en la Pequeña Cuna, Lavacro de las almas, Sagrario de los sagrarios, Santo de los Santos (He 9,3), Tabernáculo y Fuente de eterna Vida (Jn 4,14), el Padre pueda acoger y atender.

  14. “Padre Santo y Bueno, como Pontífice encomiendo hoy esta Iglesia, este pueblo a Tu Corazón misericordioso y justo (Sal 115,5). E invoco hoy, Padre, Tu intervención, de Amor y de Paz (Gal 5,22), a fin de que todos puedan advertir Tu presencia, Tu voluntad y Tu grande e infinito Amor (1Jn 3,1). Padre, actúa, intervén y vence, como Tu sólo sabes vencer” (1Jn 5,4-5). En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

13 de junio de 2022
Fiesta Solemne del Niño Jesús

El Pontífice
Samuele