ACTO DE MAGISTERIO
El Camino privilegiado para llegar a la Salvación
(Borrador)
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. En el día Santo de la Fiesta de la Asunción al Cielo de María, Fiesta de la Corredentora Universal (Gn 3,15) Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo imprime en el corazón de los hijos Su Sello Santo (Jn 6,27): Sello de Amor de Aquella que es Esposa y Madre del Altísimo (Lc 1,28).
Dios es Padre, Dios es hijo, Dios es Espíritu Santo: Dios de Amor (1Jn 4,8), que en la Tierra elegida como Su Morada (Ap 21,3), indica a los hijos y a todos los hombres de buena voluntad el Camino privilegiado para llegar a Su Corazón: María, Aquella que es Madre (Jn 19,26-27), Esposa (Ap 21,9) y Reina (Ap 12,1).
Quien quiere amar al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo ame a María (Lc 1,46). Quien quiere conocer al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo profundice María (Lc 1,47). Quien quiere vivir el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo viva Su eterno Amor (Lc 1,48), donado a todos por infinita Misericordia (Sal 105,1): la Misericordia maternal (Lc 1,50), que ha abierto el Camino a la Misericordia del Hijo (Mt 5,7; 9,13), para que todos arriben delante del Corazón misericordioso y justo (Lc 6,36) del Padre Todopoderoso (Revelación de Jesús a María Giuseppina Norcia, “El Retorno de Jesús”, 30/10/1994).
He aquí la Trinidad de Amor (Revelación de Jesús a María Giuseppina Norcia, “Nunca estás sola”, 28/10/1985).
Quien ha entendido todo esto, persevere en la fe (2Tm 4,7).
Quien quiere comprender se hinque de rodillas con corazón sincero delante de la Pequeña Cuna del Niño Jesús, Tabernáculo del Padre, y pida la Luz (Is 60,1).
Quien está en búsqueda del conocimiento verdadero pida conocer el Amor (1Jn 2,15), el Amor (Jn 15,13), el Amor (Sal 15,3) que todo mueve y todo enriquece (Jn 17,26): el Amor (1Jn 4,16), aquel Amor que María ha donado al mundo entero siendo, por primera, revestida de la Luz del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Lc 1,30).
He aquí el Amor (1Jn 4,7-10), único y eterno Amor (Mt 22,37-39), ligazón profunda entre Madre (Jn 2,5) e Hijo (Jn 2,11), que ha donado al mundo entero la Salvación (Lc 3,6), el Camino privilegiado para poderse salvar (Mt 2,2): aquel Camino que el mundo otra vez más ha perdido (Sab 2).
Para mucho será difícil reconocerLa, porque presa de los humos del mundo (Jn 15,19).
Para otros, que han mantenido el corazón limpio, santa la fe (2Tm 2,22), se abrirá de par en par el Camino maestro (Jn 14,6), para vivir primero las delicias del Corazón maternal (Lc 1,49; 2,19): Su Suavidad, Su Dulzura, Su Cuidado, Su Humildad, Su Frescura, su Tibieza de Sierva (Lc 1,38a), de Madre (Ap 12,5), de Esposa (Ap 19,7): Aquella que ha casado al Hijo y que en el Hijo ha casado el Padre (Ap 22,17).
He aquí la Santa Unión de Corazón a corazón que cada hijo de Dios (Jn 1,12), creyente en el Unigénito Hijo (Jn 1,14), tiene que experimentar delante del Tabernáculo de Amor, porque desde este Santo Día será viva la efusión del Unigénito Amor (Sal 44), que en María conduce todos hacia la Santa Morada de Dios (Is 11,10).
In este Santo Día los hijos de Dios están llamados a atravesar Su Corazón, translimitar Su Puerta (Is 62), para entrar y olvidar lo que es pasado, para vivir desde este día en adelante lo que Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo (Mt 28,19) manifestará (1Cor 1, 7-10).
Desde este Santo Día Dios donará la santidad a todos Sus hijos (Sal 92,5). Para los hombres de buena voluntad será trazado el camino (Mt 2,9b). A los otros se donará Su misericordiosa Justicia (Sal 7,18; Rom 2,5-11), para que desde este Santo Día en adelante nadie pueda decir: «No sabía» (Hch 17,30-31; 1Cor 12,1).
En María, con María y por María (Decreto Pontificio, “En María, con María y por María”, 22/12/2019): la Eterna Mozuela (Is 62,5), la Eterna Esposa (Ap 21,2), la Eterna Madre (Is 7,14). Quien a Ella recurre y recurrirá, encontrará el Amor maternal que secará toda lágrima (Ap 21,4), enjugará los corazones de la niebla (Is 60,2) y acompañará a conocer el Verbo de Dios, el Hijo Unigénito (1Jn 4,9).
Quien no comprende y no querrá comprender la Obra del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Revelación de Jesús a María Giuseppina Norcia, “El Altar privilegiado Eterno para la Unión Hipostática”, 30/06/1995) no se podrá salvar, porque no querer comprender la Obra de Dios equivale a la negación de Sus Obras, a la negación de la acción de Su Santo Espíritu (Mt 12,32).
La Voluntad de Dios en la Nueva Jerusalén se manifiesta (Mt 6,10), a fin de que todos aquellos que quieren salvarse puedan acogerLa (Mt 7,21) con fe (Ap 14,12). En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
15 de agosto de 2023
Fiesta de María Asunta al Cielo,
Corredentora Universal
El Pontífice
Samuele