ACTO DE MAGISTERIO

El Santo Perdón de Dios

(Borrador)

  1. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Sólo Aquel que es Santo (Ap 15,4) puede donar el perdón total, esencial, sustancial, que junta los corazones y junta el espíritu en el Unigénito Hijo que en el Padre es Persona (Jn 1,18).

  2. El perdón de Dios (Sal 50; Sal 129) es para todos aquellos que son y serán encontrados dignos de poder levantar la cabeza y mirar a Dios cara a cara, para recibir Su recompensa: Su Reino eterno (Sal 144,13).

  3. Ahora más que nunca la humanidad entera, para ser salvada y perdonada (Sal 6,5), tiene que ponerse en juego, poniendo en esto el corazón y la voluntad (Mt 7,21).Todo el Cielo ha manifestado (Rom 1,19). Y todos los hombres han podido conocer y experimentar. Ahora la virtud del reconocimiento, del discernimiento santo (Sir 25,5; Flp 1,19) tiene que ser centro de la acción de cada hombre, que a la luz de la inteligencia (Ex 31,3; Pr 5,1; 16,16; Sir 14,20; Is 11,2; Lc 2,47; 24,45; 1Jn 5,20; Ap 13,18) que el Padre le ha donado, tiene que saber comprender y discernir todo y todos, lo que es bien y lo que es mal (Is 5,20).

  4. Por consiguiente, a la luz del discernimiento, en este último tiempo de gran Apostasía (2Ts 2,3), el hombre debe poder comprender cuál casa está total e irremediablemente de ruinas (Mt 7,27) y en cuál Casa habita la gracia (Sal 22,6); dónde está el Espíritu de Dios y dónde el Espíritu de Dios ya no está. Entonces, elegir y decidir: cuál Casa vivir, y cuál casa abandonar (Jer 51,45; Ap 18,4).

  5. Para poder recibir el perdón de Dios cada hombre tiene que ponerse en las justas condiciones de pedir (Sal 50,3). Y antes siquiera de pedir, cada hombre tiene que poder comprender cuál es la condición en la cual cada uno se encuentra (Sir 5,5). Por consiguiente, si uno comprende que está en la condición de pecado, uno se reconoce pecador (Sal 50,5); y por consiguiente, se pide perdón y ayuda, sincera y contritamente (Sal 50,8-10).

  6. Entonces la acción de la gracia espiritual podrá llegar en su esencia y en su sustancia (Sal 32,22), para que cada alma contrita sea nuevamente santificada, para ser purificada y salvada (Sal 50,12).

  7. Pero en el momento en el cual el corazón del hombre está lleno de soberbia (Lc 1,51) y se encomienda a una falsa misericordia (Ap 13,11), aquel corazón ya ha emprendido el camino hacia la perdición eterna.

  8. La acción del Espíritu no puede penetrar en un corazón que vive aquella condición, porque aquel corazón mismo ha creado alrededor de sí una barrera insuperable dictada por la acción del propio “yo”, que jamás Dios, en virtud de la libertad donada al hombre (2Cor 3,17), forzará.

  9. Lo que el hombre se obstina en no querer comprender es que de nada valen los preceptos humanos (Tt 1,14) o los “respetos humanos” (Mt 15,9); de nada vale profesar oraciones con la boca (Mc 7,7); de nada vale todo esto, sin la intervención del Verbo de Dios. Pero, como está dicho, lo que cuenta es: «Mas solamente dilo con una palabra y seré salvado» (Mt 8,8).

  10. He aquí la condición primaria a la cual todos están llamados: la de la escucha (De 6,4; Sal 80,9), para poder predisponer el corazón y ver la gracia del perdón santo, que conduce quien quiere nuevamente ser “hijo” (Jn 1,12; 3,3) en el Valle de Amor, Nueva Jerusalén (Ap 21,2), elegida y escogida desde el inicio, donde otra vez más Dios camina y caminará en medio de sus hijos (Gen 3,8a; Ap 21,3). En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

2 de agosto de 2023
Fiesta de Santa María de los Ángeles
“Perdón de Asís”

El Pontífice
Samuele