María G. Norcia,
la humilde Mozuela de Dios

21 de enero 2018

El 21 de enero la Madre Iglesia celebra la Fiesta del aniversario del nacimiento terrenal de María G. Norcia, la humilde Mozuela de Dios elegida por el Padre para el cumplimento del Proyecto de salvación para la humanidad. El 13 de junio de 1947 el Padre hizo bajar del Cielo el Niño Jesús, que acogido por la Mozuela de Dios, ha entrado en Su Corazón.

En Su Corazón, que se hizo Cuna viviente del Amor de Dios, que ha tomado estable morada ahí, ha vivido en la espera de la manifestación del Divino Salvador que, en el templo pleno del Padre, se habría realizado.

Entonces el 15 de mayo de 1947 Jesús Le ha aparecido, junto a la Virgen Santa y a San Miguel Arcángel, para anunciarLe la misión de Salvación para la humanidad que el Padre Le habría querido encomendar, que se habría realizado con el triunfo sobre el Mal. A pesar de Su asombro y las humanas dificultades que estaba atravesando, la Mozuela de Dios se encomendó al Señor pronunciando el propio “sí” a la voluntad divina.

Desde el último domingo de agosto de 175 hasta el 5 de junio de 2008, por treinta y tres años, María, fiel sierva de Su Señor, ha vivido acogiendo, confortando, rezando y cargándose del peso de los pecados de las personas llegadas a la “Pequeña Cuna del Niño Jesús”, ofreciendo incesantemente la propia vida y la propia cotidianidad al Padre, que Le ha revelado que la Tierra de Amor, la Isla Blanca preparada para preservar en el mundo la pureza de la fe, es la “Nueva Jerusalén” (Ap 21,2-3) anunciada por las profecías y por la Sagrada Escritura, preparada para el cumplimiento de paz.

María, por su lado, abandonándose cotidianamente a la voluntad del Padre, repetía sin parar su humilde oración, que pronto ha llegado a ser la oración de todos aquellos que a Ella se habían encomendado para vivir y volver a vivir la verdadera cristiandad: «Haz de mi lo que Te guste. Hágase Tu voluntad».

Sin embargo, gran parte de la humanidad no ha acogido al signo mandado por Dios en la historia. La “Nueva Jerusalén” no ha sido aceptada. María ha sufrido continuas pruebas, acusaciones y humillaciones, íntimas y públicas, causadLes sobre todo por quien no ha querido acoger a Su anuncio de salvación, a Su misión, a Sus revelaciones divinas, acusándoLa incluso de herejía. De hecho la Iglesia de Roma ha declarado “inaceptable” tanto la “Nueva Jerusalén” como su revelación divina, no acogida como tal [1].

A pesar de eso, Ella ha continuado la propia misión, encomendándose a los cuidados paternos, segura que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo nunca la habrían abandonado. Instruyendo y haciendo acoger al pueblo aquel que el Padre Le prometió que le habría enviado, María ha revelado todo lo que debía ser realizado y completado a fin de que la misión de salvación por Ella empezada pudiera proseguir y completarse.

He aquí el nacimiento de la “Iglesia Cristiana Universal de la Nueva Jerusalén”, Signo del Amor de Dios, querida por el Padre en Su infinita misericordia para el cumplimiento del proyecto de salvación de la humanidad, surgida oficialmente a causa de la instauración de la abominación de la desolación (Mt 24,15; Mc 13,14; Dn 9,27) en aquel que entonces era el “lugar santo” sino que, después del 13/03/2013, santo ya no habría sido. Desde aquel momento en adelante, en el Patio de Roma la apostasía habría prevalecido sobre la santidad.

El Padre ha entonces roto la Alianza con aquella casa, que una vez era santa, retirando de ella Su Santo Espíritu. Desde entonces la ruina de aquella casa es cada vez más grande. Los infiernos han prevalecido en el corazón de muchos que todavía la habitan, empezando por su vértice. Y aquella que una vez era la casa de los hijos de Cristo se está convirtiendo cada día más la “casa común” de los enemigos de Cristo, una neo-iglesia que ha apostatado de la verdadera fe cristiana, que ha abandonado a la verdadera doctrina, que es Cristo, para conducir a todos en una nueva fe, humana, con la finalidad de reunir todas las confesiones religiosas en una nueva filosofía religiosa global, para hacer adorar a todos sus habitantes al espíritu del anti-cristo, que en un falso “amor” quiere reunir en torno a sítodas las gentes.

Esta Madre Iglesia, con la cual el Padre ha restaurado Su Alianza, ha nacido gracias al sacrificio de Aquella que todo se ha donado por Amor del Padre, la humilde Mozuela que ha renovado su “sí” a la voluntad del Padre día tras día, yendo más allá de todo afecto, también humano, tal de llevar a cumplimiento la misión que el Padre Le había encomendado. Así como ha sido para la Mozuela de Dios, así es para todos Sus hijos espirituales, que en María se reconocen y que en María quieren seguir amando a Su Jesús: «¡En Ti confió, en Ti espero y a Ti sólo quiero amar!».

 

[1] Iglesia Católica Romana, Notificación de la Curia diocesana de Sora-Aquino-Pontecorvo, 9 de octubre de 2001