DOCUMENTO DE MAGISTERIO

Sagrado es el Derecho a la Vida.
Ningún derecho humano puede legitimar la muerte

(Borrador)

  1. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. La Vida es un don de Dios (Gn 2,7), “el” Don más Sagrado que Dios ha dado a la humanidad.

  2. Dios Padre, por infinito Amor, ha remitido su Derecho de Creador a la mujer, concediéndoLe la Prerrogativa de dar a luz a Sus hijos en esta humanidad. La Mujer, comprendiendo este Derecho y esta única Prerrogativa conferidle por Dios, tiene que estar agradecida al Creador (cf. Lc 1,46-17) y guardar y defender todo esto con todas sus fuerzas, con toda su propia vida.

  3. El hombre, consciente del Don que Dios Padre Todopoderoso ha concedido a la mujer, tiene que favorecer la aplicación del Derecho Divino y custodiar el Don de la Vida (Gn 18,19), defendiéndolo por todos los medios, a fin de que la vida sea y vea la luz.

  4. El acto Procreativo es Sagrado (Gn 1,27-28). Entonces, suprimir la vida es un sacrilegio, un homicidio perpetrado contra inocentes que no tienen el derecho ni la posibilidad de ninguna defensa. El derecho del que va a nacer es, por lo tanto, prioritario con respecto a todo otro derecho, aunque declarado legítimo o legitimado a causa de actos violentos sufridos y de todo sufrimiento del que la mujer pueda ser víctima.

  5. El Amor a todo vence. Cristo unigénito Amor ha vencido al odio y a la muerte donando la propia vida sobre la Cruz. Dios tanto amó al mundo que donó a Su Hijo, Jesús, para donar la vida a muchos que, a causa del pecado, la han perdido (Rm 6,23). Esta es la esencia de la Cristiandad, pura, santa, renovada en el único Amor, que ha vencido a un mundo llegado a ser privado de la linfa vital pero que en Cristo Vida reencuentra el Camino, a fin de que nadie pueda refutar la Verdad (Jn 14,6), la única Verdad que es Palabra de Vida (Jn 1,14).

  6. Este es el ejemplo que Jesús, el Hijo del Dios Viviente, nos dona. Nadie nunca podrá hacer algo más grande que donar la vida por la humanidad. Nadie nunca podrá hacer algo más grande que dar la vida por amor del prójimo (Jn 15,13).

  7. A la luz de esto, cada Estado de Derecho tiene el derecho y el deber, humano antes incluso que cristiano (Jn 13,35), de defender a los más débiles, aquellos que no pueden reclamar su derecho de defender lo que les pertenece y les fue donado por Dios: la Vida.

  8. En la comunión con todos los presbíteros, los diáconos y los creyentes, la Iglesia Cristiana Universal de la Nueva Jerusalén, a través del Pontífice y los miembros del Colegio Cardenalicio en unión con todos los Obispos, expresa su firme disenso (cf. Jn 12,48) y el gran sufrimiento por la Ley que los Representantes de la República Francesca han decidido promulgar, decretando que el derecho al aborto sea ratificado e incluido en la Carta Constitucional de la Nación.

  9. Con esta Ley la Nación Francesca, a lo largo del tiempo favorecida por el Cielo por las numerosas revelaciones y apariciones marianas que la han distinguida y caracterizada, de hecho decide interrumpir la Amistad con Cristo, mortificando el sacrificio de muchos santos y mártires, contraviniendo, en el nombre de un nuevo humanismo, al Mandamiento del Amor instituido por Jesús (Mt 22,36-40) y renunciando al Orden Inmutable y Universal ratificado por los Mandamientos eternos de Dios Padre Todopoderoso (Dt 5).

  10. Este Acto representa también un grave golpe asestado al corazón de la Cristiandad y de la Civilización Cristiana, fundamentos del Continente Europeo, llamado entonces a ser Centro de la Cristiandad Universal y de la Civilización del Progreso del mundo entero (cf. 1P 3,10-12).

  11. Los Pueblos y las Naciones al que les importa la defensa de las Raíces Cristianas y los Derechos de los últimos y de los indefensos manifiesten unidos en favor del Derecho a la Vida, rezando (Sal 36,5-6) y ofreciendo sacrificios (Rm 10,1), pero también promoviendo acciones y medidas que el Derecho humano les pone a disposición a fin de que el don Sagrado de la Vida sea amado y defendido, tutelado desde la natural concepción hasta cuándo Dios querrá.

  12. San José, Patrono de la Iglesia Universal y Custodio de la Cristiandad, unido a la Virgen Santísima y al Niño Jesús (Mt 1,21), se irguen en defensa del Don Sagrado de la Vida y de la Cristiandad, para defender la Vida de quien ha sido privado, por manos de hombre (Sal 6,4), del primer y fundamental Derecho que Dios Padre Creador y Su Hijo Unigénito han donado a esta humanidad (Jn 3,16). En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

4 de marzo de 2024
Memoria de San Casimiro
Príncipe polaco

El Pontífice
Samuele

Los miembros del Colegio Cardenalicio:
Nello Migliaccio
Alessandro D’Argento
Patrick Manfredi
Pasquale Laezza