Comunicado de Prensa
“Oración de duelo
por la muerte de Indi Gregory”

 

13 de noviembre de 2023

Indi Gregory, la niña de ocho meses a la cual fue impuesto el retiro del soporte vital que la mantenía con vida a causa de una rara enfermedad, ha muerto.

La Iglesia Cristiana Universal de la Nueva Jerusalén expresa la propia oración de duelo a los padres de Indi, Dean Gregory y Claire Staniforth, manifestando apreciación por su valor de padres que, indómitos, han luchado por la vida de su niña; manifestando apreciación por todos aquellos que, Instituciones, Asociaciones, Medios y Ciudadanos, Cristianos y animados por la Buena Voluntad, se han esforzado, a todo nivel, con acciones concretas para defender la vida de Indi y la Sacralidad de la Vida.

Indi no puede y no debe haber muerto vanamente. Ahora desde el Paraíso nos ayudará aún más, implementando las filas de los Mártires y de los Santos Inocentes, para luchar y vencer contra la cultura de la muerte, que no debe imponerse sobre la cultura de la vida. Esta es la verdadera cultura del descarte, no otras. Sólo Dios, que todo ha creado, puede decidir de la vida o de la muerte de las personas. Ningún hombre puede arrogarse este derecho que le pertenece sólo al Creador (Sal 49,6).

Un Día todos seremos llamados a presentarnos delante del Único Supremo Tribunal de Dios, creyentes y no creyentes. Y a todos se le pedirá cuenta de sus obras. Dios, Juez Bueno y Santo, Misericordioso y Justo, juzgará todos según las palabras, obras y omisiones. Quien será encontrado digno de vida irá en Paraíso (Lc 23,43), por la eternidad; quien será encontrado culpable, irá al Infierno (Lc 16,23), por la eternidad. Esta es la Doctrina Cristiana Universal, imperecedera y eterna.

Unidos a Indi y a todos los Mártires inocentes, ofrecemos todo sufrimiento a Dios, esforzándonos cada día para ser santos (Mt 5,48), poniendo en práctica el Mandamiento del Amor que nos ha enseñado Jesús (Lc 10,27; Jn 13,34), para vivir la comunión de los Santos, en la unión viva entre Cielo y Tierra, y seguir combatiendo la buena batalla (1Tm 6,12) para edificar el Reino de Dios ya sobre esta Tierra: Reino de Paz y de Justicia (Is 9,6; Rom 14,17), de Amor y de Vida (Jn 17,3).