La Asunción de María

(I)

¡María es la Mujer! La pura, la sin mancha. La Mujer de Dios, Aquella que une y santifica: esencia divina. Quien en Ella se rencuentra, en Cristo será; quien en Ella vive, en Cristo eternamente será; quien ama a Su Corazón, en aquel Corazón vivirá.

María es el símbolo y la expresión viva del Amor de Dios: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. María es Aquella que ha hecho de Su Vida el don para la humanidad. María es Aquella que se ha dejado moldear. María es Aquella que se ha abajado para poder ser levantada a la Gloria del Padre.

María es la Asumida, Aquella que asume, que llama a Sí a Sus hijos, para hacerles saborear las delicias de Dios y hacerles vivir la celestialidad.

He aquí que todos aquellos que aman a María, en María son y viven por la eternidad.

Quien vive María es asumido; quien alaba a María está en profunda comunión con el Padre; quien se dona a María es santo, para poder vivir Aquel que es santo, para poder bajar en la profundidad del Misterio Uno y Trino, que en el Corazón de María es: María Madre, María Hija, María Esposa. Aquella que genera y ha generado, para poder salvar a través de Su Fruto la humanidad. Esta humanidad que reconducida sobre el Camino de la Verdad encontrará la Vida, fruto esencial del Amor del Padre.

Poniendo a María en el centro se es Vida, se vive la Vida, nunca se perderá la Vida: María eje, María bálsamo, María.

Este es el día de la Asunción de Marón de María. Este es el Día de la Asunción de los hijos de María, porque por María han vivido, viven y vivirán, porque en Cristo, con Cristo y por Cristo.

Asunción. En la Asunción ya no hay diferencia entre el Cielo y la Tierra: una única cosa, una única dimensión donde se vive Dios. Es en la unión de los hijos que está Dios. En el momento en el cual se vive plenamente Dios uno es asumido en Su presencia.

He aquí la Nueva Jerusalén, la Esposa lista, adorna para Su Esposo (Ap 21, 2).