El significado del «Lavatorio de los pies»
de Jesús a sus Apóstoles y la
engañosa enseñanza de la Iglesia de Roma

Durante el lavatorio de los pies Jesús lava los pies a los Apóstoles, aquellos que Lo han seguido y reconocido como Cristo y Maestro, abandonando todo lo que podía separarlos del Amor hacia Su Señor. El Maestro, con el lavatorio de los pies, ha querido dar el ejemplo de cómo comportarse entre hermanos unidos en el único Cuerpo místico, que es Cristo Eucaristía, que es Iglesia.

Cristo en el Misterio Eucarístico se dona para hacer ser todos en Su Cuerpo místico, en la única Iglesia que salva, la Iglesia de Cristo. A través del lavatorio de los pies, Jesús muestra a Sus Amigos, los Apóstoles, el espíritu de servicio que debe animar a Su Iglesia. Una Iglesia en la cual se deben servir a los hermanos, no servirse de ellos, sin generar rivalidades, celosías, envidias y resentimientos. En la Iglesia de Cristo el espíritu que debe prevalecer es el espíritu de servicio, no el espíritu que lleva los unos a prevalecer sobre los otros.

Sin embargo, en la iglesia de Roma se está trastocando el significado auténtico de los gestos hechos por el Maestro, para enseñar una nueva doctrina humanista, que en la esencia y en la sustancia es anti-cristiana, porque traiciona profundamente los gestos y las enseñanzas auténticas del Maestro Jesús.

Jesús en la Última Cena no ha lavado los pies a los pobres y a los marginalizados de aquel tiempo, a los encarcelados o a quien profesa otra religión. Ni tampoco María, la Mujer, la Excelsa, la Beata entre todas las mujeres estaba presente en aquel momento. Otras veces el Maestro ha servido a los pobres, a los marginalizados, a los excluidos. Pero durante la Última Cena el Maestro tenía otra finalidad: edificar el Espíritu de Sus Amigos, de Sus Hermanos, de aquellos que en el tiempo habrían debido llevar a todos las enseñanzas cristianas auténticas.

La Iglesia de Cristo se funda sobre el Espíritu del Maestro y de Sus enseñanzas auténticas. Donde el Espíritu de Cristo está vivo, las enseñanzas del Maestro están vivas. Donde, en cambio, el Espíritu Santo ya no está, las enseñanzas del Maestro son vaciadas de su significado original y son trastocadas.

En la iglesia de Roma la apostasía voluntaria de muchos de sus ministros ha renegado las enseñanzas de Cristo. Cada gesto se vuelve a proponer en clave humana y vaciada de su esencia y sustancia divina, para volver a llevar la humanidad a un nuevo humanismo que no pone más en el centro a Cristo, el Hombre-Dios, así como era y es en el Proyecto salvador del Padre, sino un hombre, el romano pontífice, y sus compañeros. Bergoglio quiere volver a poner en el centro el hombre, sino sin más arrimar el hombre a Dios. He aquí el engaño.

En el Proyecto salvador de Dios, Uno y Trino, el Padre manda a Su Hijo, Cristo, a fin de que cada hombre pueda ser levantado y llegar a ser como Él es. Al hacerlo los hombres, guiados por el Espíritu Santo y por las enseñanzas de Cristo, verdadero hombre y verdadero Dios, deben poder llegar a ser como Él es: muchos “pequeños Jesús”. En el Proyecto de salvación querido por Dios Padre Omnipotente sólo en Cristo y en Su Iglesia la salvación se cumple. Ésta es la verdadera Pascua cristiana: creer en el Hijo, poner en práctica Sus enseñanzas y hacer proselitismo, a fin de que todos los hombres y mujeres de buena voluntad, creyendo en Cristo, el único Salvador del mundo, puedan recibir como don por el Padre la Vida eterna.