La esencia y en la sustancia
del Misterio de la Eucaristía
En la Eucaristía Jesús se inmola para donar la Vida. Éste, en la esencia y en la sustancia, es el significado del Misterio Eucarístico de Cristo. El Cristo, Justo por los injustos (1P 3, 18), se inmola para donar la Vida a todos aquellos que, reconociendo en el Cristo el Hijo del Dios Viviente, se hacen bautizar en Su Nombre (Jn 1, 33), poniendo en práctica Sus enseñanzas (Sal 119, 167-168) testimoniándolas a todos (Jn 1, 34; 3, 26. 32-33), conquistando así la Vida eterna (Jn 3, 36; 12, 50; 17, 3; Lc 18, 30; 1Tm 6, 12; Ro 6, 22), don del Padre para los hijos de Dios y para los hombres de buena voluntad.
Eucaristía, entonces, para cada hijo de Cristo, para cada cristiano auténtico, es formar parte del Cuerpo de Cristo, a través de la acción del Espíritu Santo. En la esencia Eucaristía es formar parte del Cuerpo místico de Cristo, que se inmola para donar la Vida. A través del Sacrificio Eucarístico de Cristo, los cristianos y los hombres de buena voluntad llegan a ser miembros vivos del Cuerpo místico de Cristo, que es Iglesia.
La Iglesia Cristiana Universal de la Nueva Jerusalén no es Aquella que recuerda y quiere hacer recordar el Sacrificio de Cristo sino es Aquella que hace vivir y quiere hacer revivir a todos lo que el Hijo de Dios ha realizado, realiza y realizará. El Sacrificio salvador de Cristo se renueva. En la oferta cotidiana de la propia vida, de la propia cotidianidad al Padre, los hijos de Dios participan al Plan de Amor y de Redención del Padre, para resurgir a Vida nueva, en Cristo, con Cristo y por Cristo.
El Mensaje de Dios no ha terminado. El Mensaje universal de Dios Padre Omnipotente, que procede por medio de la acción viva del Espíritu Santo, quiere volver a llevar todos los cristianos a vivir el infinito de Dios, a fin de que se comprenda que todo es en Aquel que es, que todo inicia en Aquel que es Vida.
Ésta es la esencia y la sustancia del Misterio de la Eucaristía, que en la Santa Pascua se celebra y se renueva, para donar la Vida a cada cristiano auténtico y a cada hombre y mujer de buena voluntad que quiere unirse al Cuerpo místico de Cristo, que es Ecclesia, la Asamblea de los creyentes en Cristo. La Iglesia de Cristo siempre será fiel a las enseñanzas auténticas de Jesús y a la Ley del Padre, para hacer vivir a todos los hijos de Dios en Espíritu y Verdad la verdadera Eucaristía, que salva y dona la Vida.