La Inmaculada del Espíritu Santo
ha vencido, vence y siempre vencerá

En este día Solemne y Santo, en el que los fieles de la Iglesia Cristiana Universal de la Nueva Jerusalén honran el Corazón Inmaculado de María, hace eco la voz de Cristo:
«Paz a todos vosotros, hijos generados por el Amor de Cristo».
«Paz a todos vosotros, que habéis hallado gracia ante Dios».
«Paz a todos vosotros, que habéis mantenido viva la fe».

Los fieles de la Iglesia de Cristo expresan en este día Santo su fe. Los fieles de la Nueva Jerusalén expresan su fe con viva fraternidad y con viva voluntad. Esta es la Cuna del Padre, la Cuna del Niño Jesús, que siempre hará escuchar Su voz. Siempre de esta Iglesia, Casa del Padre, se levantarán himnos a Dios, Padre Omnipotente.

Los hijos de Dios, los hijos de esta Iglesia, Iglesia Cristiana Universal de la Nueva Jerusalén han manifestado y siempre manifestarán su ser parte viva de la Iglesia de Cristo. Una Iglesia viva, una Iglesia que quiere renovar los corazones; una Iglesia que quiere hacer comprender la verdadera fraternidad en Cristo Salvador. La Iglesia, que quiere mantener viva la enseñanza del Señor.

Cristo acoge en Su Corazón, con vivo Amor y con vivo agradecimiento, los fieles devotos al Corazón Inmaculado de María, a fin de que puedan obtener del Padre las gracias que su Corazón desea. Los fieles de la Iglesia Cristiana Universal de la Nueva Jerusalén alaban el Señor, aman al Señor y se remiten a Su voluntad, encomendándose al Corazón Inmaculado de María, Madre de Dios, Aquella que este Santo día ha acogido, acoge y apretará a Su Corazón Sus hijos fieles.

María, Madre Iglesia, Nueva Jerusalén cuida cada hijo que se remite a la voluntad de Cristo. El Corazón Inmaculado de María hará escuchar Su latido, Su Amor vivo, verdadero y total.

Los cuidados de María, la Inmaculada del Espíritu Santo, para todos Sus hijos, a fin de que en los momentos de sufrimiento los hijos de Dios puedan acordarse de Su abrazo, de Su sonrisa, de Su caricia, que aquí, de esta Casa, Ella derrama para cada hijo que cree en Cristo, para cada hijo animado por la buena voluntad.

La Nueva Jerusalén está viva. María, la Inmaculada del Espíritu Santo, ha vencido, vence y siempre vencerá.