Las Bodas con el Cielo de la Eterna Mozuela

«De Su Corazón alégrate, o Señor, la Eterna Mozuela es el mensaje de Amor. Es la perla escondida a los sabios del mundo, es un gran misterio de amor profundo».

Éste es lo que cantan los fieles de la Iglesia Cristiana Universal de la Nueva Jerusalén en la Solemnidad del 15 de mayo, aniversario de la revelación de la Virgen de la Nueva Jerusalén.

En el día en que se vive la renovación de las Bodas con el Cielo, en la Solemnidad de la Virgen de la Nueva Jerusalén, los fieles de esta santa Madre Iglesia celebran la Fiesta del Corazón. Quien se refugia en el Corazón de la Eterna Mozuela vive en el Corazón del Padre. Quien se deja tomar por Su mano ya ha emprendido el camino que conduce al Corazón del Padre.

María es la Mozuela del Señor llegada a ser Madre, donando toda Si misma a fin de que la voluntad del Padre pudiese cumplirse y llegar en cada corazón, en todos aquellos corazones animados por la buena voluntad, que viendo el coraje, la voluntad y la santidad viva de María han vuelto a vivir una cotidianidad dirigida a cumplir la voluntad del Padre.

La fiesta del Corazón es la fiesta de “sí” que cada cristiano, siguiendo el ejemplo de la Eterna Mozuela quiere renovar al Corazón del Padre en este día solemne y santo. Cada cristiano, hijo de María, quiere renovar hoy la propia consagración a Su Corazón Inmaculado, proclamando el propio “sí” a la voluntad del Padre. Un “sí” vivo y apasionado, profundo y sincero a Aquella que es Madre, Esposa y Reina.

Ésta es la metamorfosis que cada cristiano está llamado a vivir, en el momento en que encuentra en Espíritu y Verdad la Sierva de Dios reconociéndoLa como Madre. En Su Corazón, Luz; Su ser, Luz; Su santidad, Luz para todas las gentes.

El candor de María, Su maternidad y Su pureza siempre han manifestado la esencia del Padre, concretizado en el Hijo, donado por María para volver a llevar cada corazón fiel al Patio del Padre: el Patio del Amor del Padre, el Patio donde la pureza de la fe está viva, donde la santidad es palpable.

María, sublime dibujo del Padre, obra maestra de la mano del Padre, la Obra Suya, la Pura, la sin mancha, Aquella que se ha donado sin pedir nada, Aquella que con Su “sí” ha dado vida a la salvación del mundo, permitiendo al Padre dar comienzo al Plan de Amor y de Redención. Quien quiere vivir a María a Ella se encomiende con Amor profundo, con Sinceridad viva, para obtener la Paz y Alegrarse ante el Hijo, con Fuerza, con Dulzura, con Simplicidad y con Humildad, que hace ser Fieles.

La Iglesia Cristiana Universal de la Nueva Jerusalén renueva en este día la propia consagración al Corazón Inmaculado de María, para que siguiendo el ejemplo de la Eterna Mozuela cada fiel pueda ofrecer la propia vida y la propia cotidianidad a Dios, Padre Omnipotente.

«María, hoy y siempre me consagro a Ti. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo».