Nueva Jerusalén: Ciudad Santa,
la Puerta del Corazón del Padre

Cotidianamente los verdaderos hijos de Dios se remiten a la voluntad del Padre, que en la Iglesia Cristiana Universal de la Nueva Jerusalén se manifiesta.

Iglesia Cristiana Universal de la Nueva Jerusalén: Corazón del Padre.

El Padre Bueno y Santo, Misericordioso y Justo, quiere reunir todos Sus hijos y todos los hombres de buena voluntad en esta Iglesia. Hombres de buena voluntad: todos aquellos que están animados por la buena voluntad, todos aquellos que están en búsqueda de la Verdad, todos aquellos que encontrando la voluntad, en la pura y santa Verdad, reconocen Su paternidad. Todos estos recibirán la gracia de poder comprender, vivir y estar en el Corazón del Padre. Un Corazón que arde, un Corazón que late, un Corazón que vive, a fin de que cada vez más esta Santa Madre Iglesia pueda acoger todos Sus hijos y llevar a cumplimiento Su Voluntad, haciendo vivir nuevamente el orden y la santidad, para respetar la Ley Santa de Dios y hacer vivir todos los hijos en la gracia del Padre.

Esta Santa Madre Iglesia nunca será obligada a arriar Su bandera. Esta Santa Madre Iglesia hará ondear cada vez más la bandera que llama a la santidad perfecta; la bandera de la pertenencia al verdadero Dios, la bandera de los valores cristianos, la esencia y la sustancia de la cristiandad.

María, Madre Iglesia, Nueva Jerusalén, más y más manifestará Su Corazón, para hacer saborear a Sus hijos el calor de la Llama del Amor de Dios, que arde y quema: arde, para recalentar todos aquellos que con corazón sincero viven, quieren vivir y se acercan a la “Pequeña Cuna del Niño Jesús”, el Tabernáculo del Padre, que es y dona el verdadero y santo nutrimento a los hijos de Dios; quema para consumar los saqueadores de las cosas de Dios, los denigradores de la Obra de Dios, los violentos y todos aquellos que, animados por un espíritu no santo, pintarrajean, violan y sobrepasan los valores enseñados por el Padre. Él fue, de acuerdo con su nombre, grande para salvar a los elegidos del Señor, para tomar venganza de los enemigos que surgían e introducir a Israel en su heredad(Si 46,1).

Sacó a su pueblo con gozo; con júbilo a sus escogidos. Les dio las tierras de las naciones, y las labores de los pueblos heredaron, para que guardasen sus estatutos, y cumpliesen sus leyes. Aleluya” (Sal 105, 43-45). Los elegidos, el pequeño resto quedado fiel al verdadero Dios, combatirán y vencerán la buena batalla; combatirán y subirán; combatirán y confesarán la única fidelidad al único Dios, el Rey de los reyes, el Señor de los señores (Mt 22, 14). Estos harán la guerra al Cordero, pero el Cordero, como es Señor de Señores y Rey de Reyes, los vencerá en unión con los suyos, los llamados y elegidos y fieles” (Ap 17, 14).

La Ciudad Santa acogerá todos aquellos que quieren y querrán servir el verdadero Dios. “Sacaré de Jacob simiente y de Judá heredero de mis montes; los heredarán mis elegidos y mis siervos morarán allí” (Is 65, 9).

Donde hay Verdad no puede haber falsedad. Donde hay Verdad, no hay engaño; donde hay Verdad está la esencia del Padre. María, Nueva Jerusalén, Ciudad Santa, Puerta del Corazón del Padre, que conserva la fe en el Dios Uno y Trino. Y mantendrá viva Su pureza, en la esencia y en la sustancia. Los que en él confían entenderán la verdad y los que son fieles permanecerán junto a él en el amor, porque la gracia y la misericordia son para sus santos y su visita para sus elegidos” (Sab 3,9).

Y pregunto yo: ¿Es que ha rechazado Dios a su pueblo?¡De ningún modo! ¡Que también yo soy israelita, del linaje de Abraham, de la tribu de Benjamín! Dios no ha rechazado a su pueblo, en quien de antemano puso sus ojos. ¿O es que ignoráis lo que dice la Escritura acerca de Elías, cómo se queja ante Dios contra Israel? ¡Señor!, han dado muerte a tus profetas; han derribado tus altares; y he quedado yo solo y acechan contra mi vida. Y ¿qué le responde el oráculo divino? Me he reservado 7.000 hombres que no han doblado la rodilla ante Baal.
Pues bien, del mismo modo, también en el tiempo presente subsiste un resto elegido por gracia. Y, si es por gracia, ya no lo es por las obras; de otro modo, la gracia no sería ya gracia. Entonces, ¿qué? Que Israel no consiguió lo que buscaba; mientras lo consiguieron los elegidos. Los demás se endurecieron, como dice la Escritura: Dióles Dios un espíritu de embotamiento: ojos para no ver y oídos para no oír, hasta el día de hoy. David también dice: Conviértase su mesa en trampa y lazo, en piedra de tropiezo y justo pago, oscurézcanse sus ojos para no ver; agobia sus espaldas sin cesar.” (Ro 11, 1-9)

María, Madre Iglesia, Nueva Jerusalén, don del Padre para la Salvación de la humanidad.