Cuaresma, tiempo de gracia
para vivir la misericordia de Dios

Dios Padre ha querido esta Madre Iglesia para donar a Sus hijos fieles una Casa, la Casa, en la cual poder volver a vivir Sus enseñanzas auténticas. Dios Padre Todopoderoso ha donado al mundo la Tierra de Amor para establecer ahí Su eterna morada (Ap 21,3) y acoger a todos aquellos que quieren experimentar Su infinita misericordia. En la Nueva Jerusalén el Espíritu del Padre está vivo. En la Isla Blanca la fe cristiana auténtica es y será preservada. Como en un Castillo, las almas pertenecientes a Dios serán defendidas. La Columna de Luz, aquella verdadera que ilumina cada hombre (Jn 1, 9) se levantará y hará ver Sus resplandores. En la Luz el Padre extiende Su Brazo, para hacer avanzar Su Iglesia en este mundo, presa de la oscuridad que ha tomado posesión de muchos corazones.

En este tiempo muchos corazones volverán a vivir Dios, Uno y Trino: Padre, Hijo y Espíritu Santo. La Tierra de Amor manifestará a cada hombre de buena voluntad la viva potencia del Amor del Padre: el Amor que recalienta y el Amor que purifica. Muchos hombres y mujeres conocerán la gloria del Padre, experimentarán Su infinita Misericordia, que quiere abrazar a todos aquellos que en Cristo se reconocen y quieren ser Sus hijos (Jn 1,12).

El mensaje universal de la Madre Iglesia llegará en el corazón de todos. Y muchos podrán nuevamente saborear el gusto de volver a vivir en la simplicidad la cristiandad auténtica. La Madre Iglesia acogerá a cada hombre y mujer de buena voluntad, para hacer comprender a todos la única Verdad que salva (1Jn 4,14; Tt 1,4), la Verdad absoluta que llevará todos aquellos que están animados por la buena voluntad a contemplar nuevamente el Tesoro de Dios, el único tesoro que nunca será malvendido (Mt 13,44), el Reino que el Padre, en Su infinita Bondad, ha donado a Sus hijos que querrán permanecerLe fieles. Muchos en el mundo comprenderán la realidad de la Tierra de Amor. Muchos saborearán el gusto de vivir, en la simplicidad pero en la autenticidad, la esencia y la sustancia del Amor del Padre, que en la Iglesia Cristiana Universal de la Nueva Jerusalén se manifiesta, para llegar a ser rocas, baluartes de la autenticidad cristiana, aquellos que se erigen en defensa de las verdaderas enseñanzas cristianas.

Esta Iglesia avanzará, para acoger, en este tiempo de cuaresma, todos aquellos que quieren volver a vivir Dios, todos aquellos que quieren experimentar Su viva misericordia, para dejarse purificar por la Flama viva de Su Amor, para sumirse en la Pila del Espíritu Santo, Lavacro de las almas, Fuente viva de la esencia del Padre, de Su infinito e inagotable Amor.

Al mismo tiempo, esta iglesia avanzará para contrastar la acción de aquellos que quieren relativizar el mensaje cristiano, de aquellos que quieren aguar la acción del Espíritu Santo, queriendo hacer confluir todos en una nueva filosofía religiosa mundial, en una nueva iglesia ecuménica mundial donde Cristo no es más, donde el sacrificio eucarístico de Cristo es anulado, hecho olvidar, en nombre de una aparente caridad humana, en nombre de una humana misericordia, en nombre de un nuevo humanismo que pone en el centro el hombre y sus necesidades, con la única finalidad de descartar nuevamente a Dios, al Hombre-Dios, a la Palabra de Dios hecha carne por Amor (Jn 1,14): Jesús.

La viva acción del Defensor de Dios hará manifiesto el engaño de los hijos de la iniquidad, de aquellos que han abierto el corazón al enemigo de Dios, de aquellos que han hecho que su corazón se convirtiese en guarida de víboras, madriguera del enemigo de Dios, presa de vicios e impudicia, llena de soberbia y de arrogancia, impregnada de falsedad y de mentira. La acción viva del Defensor de Dios avanzará, para liberar de la esclavitud del enemigo de Dios muchos hijos que están en el engaño y para golpear los hijos de la iniquidad en su soberbia. La acción viva del Defensor de Dios manifestará lo que en otros patios, en otras casas, en muchos corazones ya no podrá permanecer ocultado. Los hijos de la iniquidad, que han abierto el corazón a las tinieblas, que han hecho que el propio corazón se convirtiese en madriguera del enemigo de Dios, experimentarán la misericordiosa justicia del Padre.

«Volved al Padre, todos vosotros hijos de Dios. En este tiempo de gracia volved a contemplar el verdadero Dios, a experimentar Su verdadera misericordia, que en la Iglesia Cristiana Universal de la Nueva Jerusalén se manifiesta. “Venid y ved” (Jn 1,46b). Dejaos purificar por Su vivo Amor, que brota de Su Corazón de Padre que quiere abrazar a todo hijo, a toda criatura que desea encontrarLo, vivirLo y amarLo, para vivir la alegría de ser Sus hijos (1Jn 3,1)»