Novena por la Fiesta del
regreso de Maria G. Norcia
en el Corazón del Padre

En la comunión de los corazones la Iglesia Cristiana Universal de la Nueva Jerusalén invita a todos los propios fieles y a todos los hombres y a las mujeres de buena voluntad a rezar la siguiente novena de oración en honor de María Giuseppina Norcia, para celebrar en unión con Su Corazón la Fiesta de la obediencia viva, la Fiesta de la renovación de Su “sí” a la voluntad del Padre, que la Mozuela de Dios, Aquella que ha encarnado en vida las virtudes de María Santísima, ha renovado solemne y eternamente el 5 de julio de 2008.
En unión al Corazón Inmaculado de María recemos juntos las siguientes oraciones:

(para rezarse del 26 de junio al 4 de julio)

 

Oración de Maria G. Norcia a Jesús

«Te amo, Jesús, te amo mucho,
me encomiendo a Ti, no me dejes sola.
Haz de mi lo que Te guste:
Hágase tú voluntad».

 

Nosotros Te agradecemos, María

oración revelada por Jesús a María G. Norcia en
el 50° aniversario de Su primera aparición


Nosotros Te agradecemos, María, por habernos dado Tu Hijo Jesús.
Nosotros Te alabamos, María, por habernos acogido como Tus hijos.
Nosotros Te bendecimos, María, por todo el Amor que nutres por nosotros;
y a Tus pies pedimos perdón por todos los pecados del mundo;
a Tus pies rogamos para que se terminen las guerras y las injusticias;
a Tus pies gritamos fuerte:
«Manda, María, Tu Jesús a reinar junto a Ti entre nosotros»

(Avemaría)

 

Consagración al Corazón Inmaculado de María

solicitada por Jesús a María G. Norcia el 10.3.86

María, Madre de Jesús y Madre mía, me consagro a Ti, para que todos aquellos que el Padre me ha encomendado, me encomienda y me encomendará, sean consagrados en la Verdad, para que participen plenamente al Plan de Amor y de Redención, para la gloria y en honor al Padre.
María, Tú que generaste, una vez para todas, físicamente Jesús, por obra del Espíritu Santo; así genera, espiritualmente, Tu Hijo Unigénito en nosotros, por obra del Espíritu Santo, cada vez que no habita más en nuestro corazón.
María, Tú que, uniformándoTe al Padre, me amaste tanto hasta dar Tu único Hijo para mi Redención, haz que yo Te viva, especialmente en la relación amorosa con el Padre Creador, con el Hijo Redentor y con el Espíritu Santo, Amor sustancial del Padre y del Hijo, y, consiguientemente, en la relación amorosa con mis hermanos, creados por el Padre, redimidos por el Hijo, santificados por el Espíritu Santo. María, que yo Te viva siempre, en el Amor a Dios y al prójimo.
(Salve)