La Iglesia Cristiana Universal de la Nueva Jerusalén invita a todos a unirse en oración en la comunión de los corazones para combatir y defender los sacramentos del Padre, que en la Familia son.
Los verdaderos cristianos ahora más que nunca son conscientes que el espíritu anti-cristiano avanza en el mundo: un espíritu que no procede del Padre y que quiere subvertir toda regla, que quiere trastocar lo que el Padre ha establecido, que quiere ponerse en lugar de la natural evolución que proviene del Padre.
Conscientes de esto, los cristianos auténticos se dirigen al Padre e invocan el Padre, para que el Padre pueda proteger la Familia así como fue concebida y querida desde el origen.
Los verdaderos cristianos quieren renovar la consagración de la propia vida al Corazón Inmaculado de María, Madre, Reina y Esposa, así que por intercesión del Corazón Inmaculado de María las oraciones ofrecidas puedan llegar al Corazón de Padre y en el Espíritu puedan encontrar fundamento.
Todos los cristianos deben comprender que la misericordia del Padre debe ser buscada, deseada, querida ardientemente, tras haber comprendido y analizado el propio corazón, que quiere abandonar los caminos del pecado y embrazar el Camino de Cristo, que hace resurgir y conduce al Padre. Sólo así se encuentra la verdadera e infinita misericordia que proviene de Dios Padre Todopoderoso, la misericordia viva que hará vivir.