Revelación de Jesús a María G. Norcia
18 de junio de 1995

“El Verdadero Rostro de Jesús”

(Borrador)

Han venido Jesús, la Virgen María y muchos Ángeles y Santos.
Jesús da a cada uno de ellos una tarea,
luego mirando la multitud, dice:

Nosotros estamos todos aquí hija mía, para confortar tu corazón, para dar mucha fuerza a los hijos que han venido aquí, de tan lejos, con amor y sacrificio.
Te prometimos que hasta cuando el último peregrino no habrá dejado este Valle bendecido, Nosotros nunca te dejaremos sola.
El Padre mío ha prometido distribuir mucho amor para que todos se sientan sumergidos, envueltos, acariciados por Su Amor.
Esta es la Isla del Amor del Padre.
Esta es la Isla donde late todos los días el Corazón de Jesús.
Unid su corazón al Corazón de Jesús y los Ángeles cantarán con vosotros.
Hoy los Ángeles y los Santos están todos juntos a Mí, pero la alegría que yo siento cuando estoy junto a mi pueblo no es inferior a la alegría que siento junto a mis Ángeles y a mis Santos, porque ellos cantan mi gloria viviendo juntos a Mí, al Padre y a mi Madre.
Estos hijos míos, en cambio, cantan mi gloria en la espera de venir a vivir junto a Mí.
He aquí porque grande es mi alegría en reencontrarme en medio de ellos y porque grande es mi Amor para quien ha sabido cultivar esta semilla del amor del Padre, a fin de que pudiese brotar y crecer más y más deprisa.
Mi palabra predicada y difundida por mis Apóstoles tenía siglos para enraizarse en el corazón de los hombres, mientras mi palabra que se difunde en esta Cuna bendecida tiene un tiempo limitado, un tiempo reducido y todos tienen que llenar sus corazones de mucho amor para que puedan llevar otros y otros más al conocimiento de este rincón de Paraíso.
Recomiendo a mis hijos, hijos de mi Corazón, que sean fuertes y que vivan con alegría estos días en la espera del gran, maravilloso e imaginable evento.
Pero, entonces, ¿por qué el Padre mío ha donado esta Isla de Amor si no para consentir a todos conocer a mi Verdadero Rostro?
Es aquí que mirando mi imagen de Niño, fijo en el corazón de los hombres mi Rostro, para hacer que me reconozcan cuando, demasiado tarde, descubrirían el engaño.
Por esto hija mía, tienen que nutrirse del Amor que brota de esta Cuna bendecida, único faro de reconocimiento del Amor de Dios.
Tú eres guía de mis hijos, guía de los que se encomiendan a ti con amor.
Yo custodio personalmente junto a ti estos hijos míos y quisiera que mi Corazón no padezca más en ver todavía muchos hijos venir, sí, a mi Cuna pero con indiferencia por cuanto Yo digo con mis mensajes. Estos dan mucho dolor a mi corazón.
He aquí porque grito fuerte y lanzo mi invitación a todos:
Venid, hijos míos, hijos rescatados con mi sangre, venid para tomar su parte de amor que el Padre deja aquí a cada uno de vosotros.
Venid, hijos míos a buscar consuelo.
Venid a buscar el Amor en el Corazón de aquel Niño que yace aquí, donde estará el centro de mi eterna Ciudad y que hoy es centro de la misericordia del Padre.
Venid, hijos míos, venid a Mí que os amo de un amor inmenso.
Os bendigo. Bendigo todos, en particular, los que están lejos de mi corazón para que hoy sientan este llamado de amor.
Bendigo a vosotras, hijas mías, estén alegres de este día que habéis dedicado a Mi con todo su amor.
Gracias. Su dedicación me llena de alegría.
Gracias a todos aquellos que han estado cerca de vosotros y han colaborado a la preparación de esta gran fiesta.
Gracias a todos aquellos que están aquí, para participar en mi alegría en un intercambio de amor conmigo y con mi Madre.
Todos vosotros, juntos, unidos a los coros de los Ángeles y a las filas de los Santos formáis un corazón solo y llenáis de alegría mi corazón.
Unido a mi Madre, os abrazo todos y todavía os bendigo.
Jesús