La «Isla Blanca», la Morada de Dios entre los hombres
Quien quiere hacer la voluntad del Padre debe despojarse de sí mismo, revestirse de la Luz de Cristo y seguir el Espíritu, que avanza, renova y purifica; para hacer volver a la vida, a la verdadera vida, para poder practicar las enseñanzas cristianas, las enseñanzas de Cristo Señor, el Hijo de Dios, mandado por el Padre para converger en cada corazón dispuesto y disponible a escuchar en la libertad, para retornar en el recto camino.
Único Camino, único destino: el Corazón del Padre.
Este es el pueblo santo que quiere ser en camino con Cristo, Camino, Verdad y Vida.
Este es el pueblo que quiere ser fiel a la Iglesia de Cristo, Madre Iglesia, Nueva Jerusalén.
Esto es lo que la otra casa ha perdido, malvendido, abolido; convertiéndose en madrastra, convertiéndose en predadora, convertiéndose en malvada: sirviéndose de la Palabra de Dios, ponendo en práctica las propia enseñanzas, humanas; malvendendo lo que de sagrado debería permanecer; malvendendo sus propios hijos para adoptar otras filosofías y criaturas; menospreciando el Sacrificio del Hijo para anular Su filiación en los corazones, que en Cristo querían permanecer.
Se dice que se quiere defender el dicho magisterio de la Iglesia. En realidad se defende la propia palabra, el propio poder, la propia imagen: una imagen vacía y vaciada de cada sentimiento y cada pensamiento santo, convertiéndose en una copa vacía, donde no existe más aquel terreno fertil donde poner la semilla de la Bondad de Dios.
Era necesario defender la Palabra de Dios, el Nombre de Dios; y por el Nombre de Dios, por el Nombre de Cristo, baterse, para hacer reconocer la única Verdad: el Padre que ha mandado Su Hijo para venir a la encuetra de Sus criaturas, acogérlas en el Corazón y costodiarlas con celoso cuidado, dándoles la dignidad de hijos; sentarse a la mesa y comer del Pan vivo.
Esta es la dignidad que Dios Padre Omnipotente ha reservado a los hijos fieles y que había reservado a todos aquellos que con buena voluntad hubieran acogido, custodiado en el corazón Su don: Cristo.
Todo es malvendido. Todo ha servido para adquirir poder humano e intentar de cualquier modo controlar los corazones, poseer los corazones, con el sometimiento de la propia hegemonía.
El Hijo de Dios ha conquerido el mundo con Su Amor de Hombre-Dios, con las armas de Su Corazón. Su arma principal: María, la humilde María, la sierva de Dios, que con oración, cuidado materno y dulzura santa, acompañaba el Hijo, suportaba el Hijo, haciendo comprender y queriendo hacer comprender a la humanidad como convertirse Esposas del Altísimo, como abajarse para ser levantadas por el Padre, como ser fieles a la Palabra del Maestro.
Este es el ejemplo de las mujeres de Dios. Este es el ejemplo de María, humilde, santa, fiel. Y todas aquellas que quieren ser hijas de María, cristianas auténticas, deben despojarse de su humano ser sabihondas y ser como María: ayuda del Señor; y no escándalo y no ser objeto de escambio sino santas.
He aquí la Casa del Padre, la Isla Blanca, donde la pureza de la fe permanecerá intacta, íntegra, inmaculada, porque Dios Padre Omnipotente no podía permitir que el egoísmo humano hiciese naufragar la fe auténtica, en Cristo, en la única religión, en la única Verdad que jamás se relativizará.
No puede Cristo adaptarse al mundo y a los tiempos del mundo. Cristo vence cada tipo de adaptación. Cristo vence cada tipo de política humana. Cristo vence cada tipo de persecución humana. Cristo vence, porque la pureza sea.
He aquí los avisos dados en el tiempo por los varios anunciadores de la Verdad. Todos contrastados. Y después de mucho contraste, ahora se querría servirse incluso de ellos y de sus anuncios para los propios intereses.
Todo se ha convertido en vanidad; todo se ha convertido en pudrición. No más lavacro de almas purificadas en el Nombre de Dios sino estanque donde el pecado es vivo y repugnante a los ojos de Dios Padre Omnipotente.
¡El Fuego de Dios Padre Omnipotente partirá, aún más fuerte, sacudiendo y quemando donde la traición es total, para luego poco a poco subir y envolver con Sus signos lo que es pútrido, para dar verdadero testimonio a la Verdad, para dar verdadero testimonio de la Morada de Dios; para dar verdadero testimonio de la presencia del Espíritu Santo en aquellos que anuncian con coraje, fuerza y eficacia DONDE ESTÁ DIOS!
El mundo debe saber en este último tiempo.
He aquí el anuncio de esta Casa, dado por la Mujer de Dios, para preparar los corazones y las mentes al retorno del Hijo de Dios, descendido para instaurar nuevamente el orden y la disciplina, a fin de que la fe cristiana no más sea pisoteada, sino para redonar el valor de las enseñanzas vivas que Dios Padre ha querido y donado.
Por una generación entera la Mujer de Dios ha proclamado, anunciado.
He aquí que este anuncio ha sido preservado del dominio de una casa, porque nunca acogido, porque en contraste con el propio actuar. Y lo que santo era, santo debería permanecer.
Dios, Padre Omnipotente, Padre de esta Iglesia, Padre de este pueblo Santo, bendiga todos Sus verdaderos hijos, a fin de que estos hijos sean unidos en Cristo y en Cristo sean protegidos, ahora y siempre. En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.