La verdadera fraternidad en la Iglesia de Cristo

Pilar esencial de la Iglesia de Cristo es la fraternidad. Fraternidad es ponerse a disposición de los hermanos. Fraternidad es vivir para poder compartir con los hermanos el Bien Supremo, Cristo; la esencia cristiana; la vida cristiana; la Iglesia de Cristo, Iglesia Cristiana Universal de la Nueva Jerusalén.

Éste es lo que los fieles de esta Iglesia viven y vivirán, para hacer experimentar todo esto a todos los hombres de buena voluntad. Para poder hacer esto, uno es el vínculo de libertad concedido por Dios a cada hijo: el vínculo de la plena y viva voluntad en cumplir y practicar la voluntad del Padre. Es el “sí” de cada hijo que se casa con la llamada de Dios y lleva fruto.

He aquí aquel “sí” que el pueblo de la Iglesia de Cristo cotidianamente expresa, en el ejemplo de una vida santa, correcta, auténtica; aquel “sí” vivo y auténtico en llevar adelante la fraternidad en la cristiandad, en la santidad, para manifestar la esencia de esta Iglesia, el mensaje universal de esta Iglesia; y transmitir al mundo entero la voz de esta Iglesia, que habla con el corazón. Un corazón vivo que quiere hacer vivir; un corazón que reza porque quiere hacer conocer la eficacia de la oración; un corazón que quiere hacer surgir, oír y ver la Bondad de Dios, que quiere hacer ser todos en la esencia y en la sustancia verdaderos hijos de Dios.

Éste es lo que anima a los cristianos, los verdaderos cristianos, los auténticos cristianos, que habiendo conocido a Cristo Bien Absoluto jamás canjearán este Bien por cualquier otra cosa que pasa y que nada hace quedar en el corazón.

Este es el pueblo de Dios. Estos son aquellos pocos que jamás harán perder la fe sobre la Tierra. Estos son aquellos pocos que contrastados y apuntados, seguirán llevando adelante el Nombre del Dios verdadero, Uno y Trino, para hacer respetar Su Ley e infundir el verdadero testimonio cristiano en el corazón de todos aquellos que están buscando la Verdad.

La Iglesia de Cristo detiene la Verdad. La Iglesia de Cristo es la Verdad; y la Verdad es u n a y infalible. No se puede malvender la autenticidad cristiana. No se puede canjear la autenticidad cristiana, menospreciando la propia identidad, para unirse con quien detiene el error. Bergoglio, yendo a conmemorar a Lutero en calidad de jefe de la iglesia de Roma, ha celebrado aquel que ha provocado muchas divisiones al interior de la verdadera cristiandad. Al hacerlo Bergoglio ha manifestado aún más la viva Apostasía que está en marcha en la iglesia de Roma, que ha perdido la verdadera fe en el verdadero Dios, Cristo.

Quien debe hacer escuchar la buena noticia, transmitir la buena noticia, hacer conocer, amar, apreciar la buena noticia, debe primariamente s e r en todo sentido “buena noticia”: ser y transmitir aquella novedad que salva, que parte de la Verdad y que debe hacer converger a la Verdad – con Amor, Paz, Alegría y Sinceridad – todos aquellos que no practican la recta vía, que no adoran el verdadero Dios, que suportan otras teorías filosóficas, no religiosas.

Éste lo que hacen y están llamados a hacer aquellos que anuncian en Evangelio de Cristo. Éste es lo que hacen y están llamados a hacer aquellos que animados por la Llama del Dios verdadero quieren hacer inflamar otros corazones para hacer que estos corazones puedan reconocer el verdadero Dios, Cristo, el Hijo del Dios viviente; y ser de esta manera ya no esclavos de la humanidad, de los pensamientos humanos, sino poseedores de la Verdad, Una, Santa y Universal.

Éste es lo que harán los verdaderos cristianos pertenecientes a la Iglesia de Cristo, que cotidianamente desempeñan su llamada para hacer que la única palabra universal circule por las calles del mundo.