La victoria es y será de los hijos de Dios

La victoria es y será de los hijos de Dios. La victoria es y será de esta Casa. La victoria es y será de esta Iglesia, que ahora y siempre avanzará y triunfará contra la enemistad de un mundo que más y más quiere parar y obstaculizar el avance de los hijos de Dios. Los hijos de Dios avanzan y no retroceden.

El avance continuo de María, Madre Iglesia, Nueva Jerusalén y de Sus hijos es determinante, porque hecha por los corazones de los hijos que se han consagrado a María. Aquellos que han nacido en María y se han consagrado al Corazón Inmaculado de María con voluntad, coraje y pasión siguen y seguirán transmitiendo y llevando adelante el mensaje del Padre, Su viva voluntad de llevar a cumplimiento cada proyecto, cada acción, para llevar a cumplimiento el Plan de Amor y de Redención para la gloria y en honor al Padre. Los hijos de la Iglesia de Cristo quieren ir hasta el fondo, para hacer lo que el Padre desea y hacer triunfar el Corazón Inmaculado de María.

Por esto los hijos de Dios están llamados a la unión santa. Por esto los hijos de Dios están llamados a manifestar con una única voz la Iglesia de Cristo. La Iglesia querida por el Padre que transmite y transmitirá siempre en esta unión santa los valores de Cristo y María, esencia y sustancia de este camino. Un camino vivo, que conducirá a los hijos de Dios a vivir en la armonía y en la serenidad.

En la Iglesia Cristiana Universal de la Nueva Jerusalén la santidad deberá siempre ser manifestada. Una santidad viva, voluntariosa y obediente, para hacer que con una sola voz, con una sola expresión de acción los hijos de Dios puedan manifestar siempre la linearidad del Proyecto del Padre, que es vivo en el corazón de cada hijo consagrado al Corazón de Cristo y al Corazón Inmaculado de María.

Los hijos de la armada de María avanzan. Los hijos consagrados al Corazón Inmaculado de María harán escuchar su voz, harán sentir su viva santidad. Los hijos de la armada de María lucharán por María y manifestarán su fidelidad al único Señor que une, purifica y hace ser todos en el único Cuerpo, que es Cristo Salvador, acogiendo Su Vida, acogiendo Su Palabra, proclamándoLa al únisono a todas las gentes.

Nadie jamás podrá romper el lazo de Amor que ata el corazón de los hijos al Corazón del Padre cuanto más viva es y será la voluntad de los hijos de perseverar en el buen Camino trazado por el Padre. Cristo Camino, único Camino que conduce al Corazón del Padre. Quien acoge Cristo, acoge el Padre. Quien acoge el Padre, acoge la Madre, en la unión de los corazones y en la unión espiritual que une en la única Iglesia que salva.

Esta es la universalidad cristiana. Este es el único mensaje que atravesa los corazones, atravesa las calles del mundo para unirlo en un único pacto: la única Alianza del Padre y de Sus hijos, aquellos que han reconocido el Verbo de Dios, Su hijo. Por el poder otorgado por el Padre, Cristo une y divide; acerca y aleja; salva y juzga.

María, Madre Iglesia, Nueva Jerusalén ve la victoria. María, Madre Iglesia, Nueva Jerusalén ve la tenacidad y la perseverancia de Sus hijos que avanzan para vencer. María Madre Iglesia, Nueva Jerusalén, ve Su pueblo que canta himnos a Su Señor. María, Madre Iglesia, Nueva Jerusalén ve la Tierra de Amor, que acogerá Sus hijos y les hará vivir en Cristo para la eternidad. Nadie jamás podrá quitar el entusiasmo a los hijos de Dios porque los hijos de Dios están fundidos con el Proyecto del Padre, que en Cristo se cumple y se manifiesta.

Cristo único Camino, única Verdad, única Vida.