«María, Madre Iglesia, me consacro a Ti para que todos sean consagrados en la Verdad»

La Iglesia Cristiana Universal de la Nueva Jerusalén manifestará su potencia y su esencia. Esta Iglesia, querida por el Padre, siempre más será, a fin de que cada hijo de buena voluntad, ejerciendo la fidelidad hacia esta Iglesia, pueda manifestar la propia esencia y en la plena sustancia declarar siempre la Verdad, que es Camino, Verdad y Vida.

Esto es lo que la Iglesia de Cristo siempre será, acercando los simples, acercando los puros de corazón, acercando todos aquello que animados de buena voluntad entienden y desean revestirse de la Luz de Cristo: una Luz que penetra, calienta y purifica; una Luz que hace quien la acoge verdadero hombre y verdadero cristiano. Practicando este Camino, dejándose plasmar de la Verdad, se conquista la Vida, la verdadera Vida, que lleva a ser en la realidad auténticos, coherentes y santos.

Esta es la moralidad de cada hijo de Dios. Testimoniar con la propia vida, en la cotidianidad, la acción santa, las palabras santas, un comportamiento recto y coherente, con abandono filial a Dios Padre Todopoderoso. El que todo ve, El que todo conoce, El que siempre acompaña. En aquel abandono filial está la ligazón indivisible con el Padre, porque plena es la voluntad de los hijos de mantener viva esta relación con El que es el Padre. Cuanto más uno se abandona, más el Espíritu del Padre que procede a través del Hijo penetra en los corazones; y a través de los corazones fieles a Él, llega en todos aquellos que quieren conocer, c o m p r e n d e r la Verdad, que desanmascara la iniquidad, desanmascara cada individuo animado por un sentido contrario que conduce a ser esclavos del poder humano.

Los hijos de Dios han roto la esclavidud. Los hijos de Dios no quieren ser esclavos de este mundo. Los hijos de Dios quieren ser ligados al Corazón Inmaculado de María, renderLe honor y prestar su servicio a la Iglesia Cristiana Universal de la Nueva Jerusalén, que nunca practicará el compromiso. “María, Madre Iglesia, ahora y siempre Me consagro a Ti”.

María, Madre Iglesia, Nueva Jerusalén tenía y tiene el deber de acoger, de hacer crecer en la fe y de hacer volver muchos corazones a practicar la oración y la santidad, encomendándose al Dios Uno y Trino, haciendo comprender la verdadera religión que es sólo y soltanto en Cristo Señor, el Salvador, el Hombre-Dios que ha venido y se ha manifestado; ha retornado en Espíritu y Verdad en esta Tierra para dar sentido a las promesas del Padre y acoger los frutos que María ha generado, para llevar estos frutos, generatos y consagrados al Corazón Inmaculado de María, a vivir una Verdal plena y total; y de esa manera renderlos partícipes, plenamente, al Plan de Amor y de Redención, para la gloria y en honor al Padre, Dios Todopoderoso.

Fuertes en esta Verdad los hijos de Dios combaten el mundo, vencen el mundo y proclaman al mundo la caída de la mentira y de cada mentiroso, porque así quiere el Padre.

Esto es lo que será proclamado: la Iglesia Cristiana Universal de la Nueva Jerusalén conduce y conducirá siempre a hacer comprender a todos la Verdad, a hacer comprender a todos el empeño y el sacrificio cotidiano necesario para llevar a cumplimiento las solicitaciones del Padre, para beneficiar de esta manera de Su delicias y de Su gracia. El Padre quiere salvar todos pero la Salvación es una cotidiana conquista y jamás podrá ser un regalo.

El Padre establece el tiempo para cada cosa. Y lo que establece e Padre es santo y perfecto. Sin embargo es la respuesta de los hombres que vehicula este tiempo, que puede abreviarse o alargarse. Si los hijos de Dios hubiesen obtenido c o l a b o r a c i ó n todo se habría desarrollado diferentemente. Y todo ya podría ser a disposición de los hijos. Esto se debe comprender, así como se debe comprender el dinamismo del Padre, que como resultado de la respuesta de los hombres cálibra y recálibra Su acción, que todavía será llevada a cumplimiento y que todavía llevará la Iglesia de Cristo a triunfar sobre la iniquidad.

Jesús fue aclamado por los pequeños, no por los doctos y por los sabios. Jesús fue acogido por los simples y por los últimos. Pero aquellos que eran considerados los primeros, los dichos “primeros”, han a l e j a d o Cristo. Esta Iglesia, siguiendo el ejemplo de Jesús, acogerá aquellos que en el mundo son considerados pequeños y últimos, para tocar y hinchar su corazón de Amor por el Corazón Inmaculado de María. Y María, la Buena y Tierna Madre, la Eterna Mozuela que ha donado al mundo el Salvador, combatirá al lado de Sus hijos y derrotará nuevamente la iniquidad, que será desanmascarada y será arrollada de la Justicia del Padre, que ahora, en este tiempo, con Cristo, por Cristo y en Cristo siempre más se manifiestará. En aquel momento los hijos de Dios invocarán el Padre. Quien es animado por una fe tibia será arrollado. Y los negadores y los acusadores de Dios y de Sus hijos llorarán lágrimas amargas.