Nueva Jerusalén:
Don del Padre por amor de Sus hijos

Nueva Jerusalén: Tierra de Amor, Iglesia de Cristo, querida por el Padre por Amor de Sus hijos. Desde la Nueva Jerusalén, Tierra de Amor, la Luz de Cristo se irradia para calentar todos aquellos corazones que combaten contra el hielo del mundo. La Luz de Cristo desde la Iglesia Cristiana Universal de la Nueva Jerusalén se irradia para disipar las tinieblas que intentan prevalecer sobre el mundo.

Iglesia Cristiana Universal de la Nueva Jerusalén, Iglesia de Cristo, luz para todas las gentes que están en busca de la p a t e r n i d a d, de la filiación y de la maternidad viva y pura. En la Nueva Jerusalén, la Morada de Dios entre los hombres, el calor del Padre será dado a todos aquellos hijos que aman y han amado, defenden y defenderán, coparticipan y coparticiparán a la salvación eterna.

En la Iglesia Cristiana Universal de la Nueva Jerusalén la Luz de Cristo siempre más será visible y irradiará el mundo entero, para secar las lágrimas de los hijos de Dios, para consolar los gritos de muchas madres, para purificar donde el pecado abunda. En ésto se manifiesta y se manifestará la infinita misericordia del Hijo que, unida a la piena concienciación del pecador de haber pecado y de no querer pecar más, regenera a vida nueva. Vida nueva, vida eterna, encuentro de los hijos con el Padre, Sumo Bien: unión santa. Más y más la Luz de Cristo será el baluarte para todos aquellos que tienen necesidad de certezas, porque apagados en el corazón y en el alma, llenos de inseguridad y fragilidad.

La Iglesia Cristiana Universal de la Nueva Jerusalén, fundada en la roca que es Cristo, fortalecerá los corazones. La Iglesia Cristiana Universal de la Nueva Jerusalén, Iglesia de Cristo, es roca porque refundada en Cristo, con Cristo, por Cristo. La Iglesia Cristiana Universal de la Nueva Jerusalén donará nuevamente intensidad al Espíritu que regenerará los corazones a la guerra santa: el Espíritu del Bien contra el espíritu del mal; el Espíritu de Cristo contra el espíritu del anti-cristo. La guerra santa que derrotará el enemigo de Dios y llevará nuevamente la amistad fraternal al centro de cada corazón.

En la Iglesia Cristiana Universal de la nueva Jerusalén resplandece la Luz de Cristo. Y la Luz de Cristo abajará los poderosos que fornican con aquella que se ha convertido en ramera por excelencia, aquella que en sus manos custodiaba el Tesoro, que es Cristo y Su sacrificio salvador. La iglesia que antes era y que ahora ya no es ha profanado Cristo y Su sacrificio de salvación para la humanidad, debido a la lujuria que ha prevalido en el íntimo de sus miembros. Aquella que había sido llamada por el Padre a ser Madre de todas las gentes se ha convertido en la gran prostituta. La iglesia de Roma, instituida por voluntad del Padre para llevar todos a Cristo, ha malvendido y canjeado Cristo y Su sacrificio de salvación mundial para promover una nueva falsa idea de religión mundial que no se funda en Cristo sino que querría unir las actuales religiones existentes, que no provienen de Dios sino de los hombres. Es éste un proyecto humano, promovido por la Iglesia de Roma, que traiciona en el íntimo el Proyecto de salvación querido por Dios Padre Todopoderoso, que se cumple sólo y soltanto en Cristo, no en otro.

En la Iglesia Cristiana Universal de la Nueva Jerusalén resplandece y siempre resplandecerá sólo y soltanto la Luz de Cristo. Y la Luz de Cristo derribará cada trono que en la humanidad ha olvidado la esencia de la vida cristiana. La Luz de Cristo donará nuevamente el vigor a los hijos de Dios, que con la cabeza bien alta proclamarán el Nombre del Rey de los reyes, Señor de los Señores. El mundo verá la Luz de Cristo. Y aquella que está vestida de púrpura, la gran ramera, Babilonia la grande, sufrirá el castigo del Padre; temblará, querrá escapar de Su ira. Pero el Padre con Sus hijos la perseguirá, la golpeará en el alma y en corazón y Babilonia ya no será.

Será así que Babilonia la grande, la gran prostituta, aquella que antes era Madre de los hijos de Cristo y que ahora es madrastra y verdugo de ellos, ya no será ebria de la sangre de los mártires de Cristo. Babilonia, la iglesia que antes era y que ahora ya no es, será colma de su misma sangre y será devorada en eterno por la ira de Dios Padre Omnipotente, que sobre ella se abatirá.

En la Iglesia Cristiana Universal de la Nueva Jerusalén una voz se levantará:
“¡Alegraos, hijos de Dios, porque la Nueva Jerusalén vence!”
“¡Alegraos hijos de Dios, alegraos, vosotros que en esta Iglesia habéis encontrado nuevamente la amistad con el Padre, que a través de Su Hijo os unirá al Corazón Inmaculado de María!”
“¡Alegraos y agradeced a Dios, por ser habitantes de esta Casa, de esta Iglesia, para participar a Su Misa que vencerá sobre la insidia del mundo!”

La Nueva Jerusalén, Tierra de Amor, Iglesia de Cristo, viva y eterna, devolverá el equilibrio, devolverá el orden santo querido por Dios Padre Omnipotente, que contrastará cada nuevo orden mundial querido por los hombres. Sólo en Cristo está y estará la verdadera paz mundial. Este era, es y siempre será el único orden capaz de garantizar a nivel mundial la paz estable en la Tierra. Y sólo en Cristo, con Cristo y por Cristo la fraternidad reinará y la autenticidad cristiana será durable y eterna, como en Cielo y así en la Tierra.