Nueva Jerusalén Tierra de Amor

Nueva Jerusalén, Tierra del Padre, Morada de Dios entre los hombres. El Tabernáculo vivente, preparado para el cumplimiento de salvación del Padre y para todos Sus hijos fieles y santos.

Dios, Padre Todopoderoso, que ha querido donar esta Tierra a Sus hijos fieles y santos, defenderá la Nueva Jerusalén de todas las insidias, a fin de que sea defendido lo que puro debe permanecer; a fin de que sea defendido el corazón de todos los hijos de Dios que en esta Tierra quieren vivamente acercarse a Su Corazón de Padre y mantener íntegra la fe en las enseñanzas cristianas universales.

Nueva Jerusalén, Tierra de Amor fruto del sacrificio de María, de la dedicación de María, de la coparticipación de María.

Esta Tierra donará nuevamente a quien ha perdido el Camino las armas esenciales para volver a vivir las enseñanzas cristianas.

Esta Tierra, Madre Tierra, hará que a cada corazón pronto, libre y sincero vuelva a saborear la maternidad santa, aquella maternidad que purifica, restaura y nuevamente une el corazón de los hijos al Corazón del Padre.

Esta Tierra, desconocida por muchos, calumniada por muchos, atacada por muchos, restablecerá el orden y la disciplina, en el respeto de la Ley de Dios y en el respeto de la fraternidad cristiana, para poder vivir plenamente Cristo Camino, Cristo Verdad, Cristo Vida.

Ahora, cada vez más la voz de esta Casa se alza y se alzará para que las enseñanzas cristianas jamás se puedan tramontar en este mundo. Ahora más que nunca y aún más estas enseñanzas deben atravesar cada frontera, penetrar en cada calle del mundo, con la acción del Espíritu Santo que prosigue: prosigue para entrar en los corazones y hacer redescubrir el Tesoro que muchos han perdido.

Esta Iglesia, una, santa, universal es la Obra del Padre, donada a todos los hombres de buena voluntad. Una Iglesia lista para acoger quien es víctima de injusticia; una Iglesia lista para abrazar aquellos que están perseguidos a causa de la fe en Cristo Salvador; la Iglesia lista para reconfortar en el corazón y en el alma todos aquellos que están en busca de la Verdad, en el respeto de la Ley u n i v e r s a l de Dios Padre Todopoderoso, que no permite rivalidad, no permite parcialidad en el respeto de cada mandamiento; que pretende santidad moral y espiritual.

 Esta es la Ley de Dios Padre Todopoderoso, imperecedera, que hace ser verdaderos hombres y verdaderos cristianos. En esta Iglesia la relación filial con el Padre es viva y continua.

 Esta Iglesia quiere hacer redescubrir el valor cristiano, aquel valor que nunca debe ser canjeado con las adulaciones del mundo. El valor cristiano debe ser redescubierto y no canjeado con lo que es mundo. Redescubrir, preservar y vivir el valor cristiano permite convertirse en hijos de Dios en Cristo, el Hijo de Dios, mandado para uniformar las gentes en la única Verdad que en Dios Padre Todopoderoso es.

 Esta Iglesia anulará, abolirá todo lo que agrava el pueblo de Dios, sino devolverá a todos los hijos, y a todos aquellos que desean ser llamados hijos, la dignidad del Padre, en cambio de la fraternidad y de la santidad que deben ser las armas esenciales por una relación verdadera y durable.

 Esta es la Iglesia querida por el Padre, hecha de almas y de corazones, dispuestos y disponibles a escuchar Su Voz y a poner en práctica Su Palabra, imperecedera y eterna. Con esta predisposición y con la viva voluntad de poner en práctica todo esto, no existirá más la discordia; no existirá más la infidelidad. Y la mentira será confinada en su puesto, donde Dios, el Omnipotente, ha escogido.