Nueva Jerusalén:
la Iglesia querida por el Padre
La Nueva Jerusalén es la Iglesia querida por el Padre para renovar la Nueva Alianza estipulada con la cristiandad. La Iglesia Cristiana Universal de la Nueva Jerusalén, una, santa y universal, es la Iglesia animada por el Espíritu Santo, fuente esencial del Amor del Padre.
El Padre ha querido esta Iglesia para donar nueva linfaa la humanidad, para donar esta Iglesia a todos aquellos que creen en Cristo, a todos aquellos que creerán en Cristo, a todos aquellos que están en búsqueda de Cristo, para irradiar nuevamente en este mundo la Luz de Cristo y el Amor del Padre.
Éste es lo al cual están llamados en estos tiempos duros y difíciles los hijos de Dios, para manifestar al mundo la filiación perfecta, que se concretiza dejándose revestir de la Luz de Cristo y ser bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Mc 16,16). Éste es lo que el Padre ha mandado. Éste es lo que Jesús manda. Éste es lo que el Espíritu anuncia a todas las gentes, a fin de que sea desentrañada la niebla, a fin de que todos vuelvan a recurrir el Camino que conduce a la salvación, a fin de que la única Verdad cada vez más sea reconocida y para que el mundo pueda recibir la Vida (Jn 14,6a).
El mundo ha generado confusión y muchos viven en el desconcierto. La Iglesia querida por el Padre ha nacido para volver a colocar el orden en medio de este mundo presa de otras sirenas: sirenas que no tocan las melodías del Altísimo, sino una melodía hecha de artificios creados para hacer sucumbir en los corazones la Verdad absoluta y para reunir a todos en un genérico “bien común”, pero vaciado del Espíritu Santo.
La linfa que anima la Iglesia de Cristo es el Espíritu vivo de María. El Padre prometió a Sus hijos que les habría conducido en una Tierra donde brotan leche y miel (Ex 3,8.17; Dt 6,3). Del Seno de la Virgen María, en esta Tierra de Amor, la leche y la miel (Jer 11,5) son donados por el Padre con Bondad infinita a todos aquellos que, animados por la buena voluntad, quieren ser saciados por Dios en Espíritu y Verdad (Jn 4,23) y saborear las delicias del Padre. Gustar su sabor, la frescura y la limpidez, que esta Casa siempre manifiesta y manifestará.
En esta Iglesia nunca faltará la voluntad de vivir Cristo como único Bien primario y, por consiguiente, la voluntad de encauzar la mentira y todos aquellos que están animados por un espíritu inmundo y anti-cristiano. La Iglesia Cristiana Universal de la Nueva Jerusalén está viva. Y la vida corre en el corazón de cada hijo que ama, vive y se dona por la salvación de este mundo.
Jesús en esta Tierra de Amor aunará a Su pueblo para ser reconocido y adorado como el Rey de los reyes y el Señor de los señores (Jn 17,14; 19,16), para ser el Rey de un gran pueblo, como Jesús ha revelado a Su Mozuela, María Giuseppina Norcia, la Mujer de Dios, la humilde Sierva que con Su “sí” al Padre ha dado vida al Misterio de la Nueva Jerusalén.
Como Jesús ha revelado a Su Mozuela, muchos son los patios de la Iglesia, como aquel de los sacerdotes, aquel de los biempensantes y aquel de los traficantes. Entre estos patios Jesús ha preservado por sí aquel de la Nueva Jerusalén, para lo que se habría debido cumplir por la salvación del mundo. De esta manera, en el momento en el cual los infiernos han prevalecido sobre el patio de la iglesia de Roma, desde el Patio de la Nueva Jerusalén ha comenzado el rescate cristiano, para preservar la verdadera fe en Cristo.
He aquí la Iglesia de Cristo, imperecedera y eterna (Mt 16,18), fundada sobre la Roca (Dt 32,4; 1Cor 10,4) que no se desmorona, que no se deja rascar por las acusaciones y pos las calumnias. Pero la Piedra (Hch 4,11; Ef 2,20) está viva y transmite Su Amor, Su Paz, Su Sinceridad y Su viva Alegría. Para que muchos puedan acudir con Fidelidad viva a adorar a Cristi Pan vivo bajado del Cielo (Jn 6,33.48), que en estos tiempos quiere hacer vivir todos Sus hijos en la verdadera comunión con Su Espíritu y con Su Vida, de Espíritu a espíritu y de Corazón a corazón (Jn 6,63).
A lo largo de la historia por voluntad del Padre el mensaje cristiano ha llegado en todo rincón de esta Tierra. El mensaje del Hijo de Dios ha llegado. En muchos corazones ha pasado sin dejar rastro. En otros corazones ha dejado rastro pero luego, aquellos que tenían que sembrar en aquel rastro, han querido borrar el recuero del Hijo de Dios, Su Vida, Su Sacrificio, para apoderarse de la vida de los hijos de Dios y hacerlos súcubos y esclavos de una mentalidad humana y diabólica.
He aquí el perfume de la Tierra de Amor que nuevamente en Cristo, con Cristo y por Cristo traza el Camino para hacer llegar todos a la única Verdad absoluta, a fin de que nuevamente el cristianismo pueda ser para todos la única salvación, la única ancla para llegar al Corazón del Padre (Jn 14,6b).
He aquí esta Iglesia, Arca de la Alianza (Ap 11,19), única y eterna Alianza (Jer 31,33), querida por el Padre para conducir los hijos a adorar a Dios en plenitud (Jn 4,23-24).