Mensaje Universal de la Madre Iglesia

En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

En la Iglesia Cristiana Universal de la Nueva Jerusalén viva y total es la confianza en Dios Padre, el Creador (2Mac 1,24; Ef 3,9) de todas cosas. El Padre Bueno y Santo siempre está cerca de Sus hijos. El Padre Bueno y Santo siempre vive para que cada hijo que cree en la Iglesia de Cristo pueda vivir Su paternidad, advirtiendo como hijos Su cercanía de Padre, de corazón a Corazón, para ser revestidos de la filiación viva y santa que en el Hijo (Jn 1,12) se concretiza. En Cristo, Dios Uno y Trino, totalmente se manifiesta el Amor de Dios: Su Amor de Padre, Su Amor de Hijo y Su Amor vivo de Espíritu, bajado del Cielo para liberar los corazones de muchos pesos de los cuales muchos son víctimas, por voluntad de quien nuevamente quiere subyugar los hijos de Dios para hacer nuevamente todos esclavos de este mundo, frustrando de esta manera la obra de redención y de liberación que el Hermano Jesús (Hb 2,15) ha conducido en la historia.

La Iglesia Cristiana Universal de la Nueva Jerusalén no es una Iglesia hecha de muros y de frescos preciosos sino es una Iglesia hecha de hombres y mujeres de carne y huesos, que viven para ser santos (Ap 13,10b) siguiendo el ejemplo de Cristo y de María. El Amor del Padre vela constantemente sobre Su Iglesia a fin de que cada hijo de Dios pueda expresar la santidad, pueda expresar las virtudes del Hermano Jesús, para manifestar al mundo la rectitud, la lealtad y la gana viva de perseverar sobre el único Camino, que es Cristo, que conduce al Corazón del Padre.

Esta Iglesia, Una, Santa y Universal, es expresión viva de la voluntad del Padre, de la voluntad de Dios Niño que se halla en esta Tierra de Amor para atraer todos aquellos que están animados por la buena voluntad; todos aquellos que están en búsqueda de la Verdad (Jn 4,23); todos aquellos que se huyen de las insidias de este mundo para rencontrarse en el Corazón de Dios; todos aquellos que huyen de todo tipo de injusticia y que el Niño Divino quiere atraer a Sí mismo para rellenarlos de Su infinita gracia.

Esta Isla de Amor es la arribada segura para todo hijo que pide Amor: el Amor de María, el Amor vivo, el Amor materno que cura toda herida, que con Su bálsamo alivia y aplaca todo dolor. Éste es el significado profundo de la Cuna del Niño Jesús, donde somos acunados con inmenso Amor por Aquella que es Madre de todas las gentes: María, Aquella que acuna, Aquella que ama a todo hijo que con sinceridad viva pide a Su Corazón el consuelo materno.

Esta es la Casa donde todo sufrimiento puede ser anulado cuanto más vivo está en el corazón de cada hijo aquel sentimiento verdadero de quien en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo (Mt 29,19) todo depone. He aquí la fuerza de la oración que de esta Cuna se levanta para combatir toda insidia, para combatir la infidelidad, para combatir una apostasía desenfrenada que quiere hacer perder la fe en los corazones de muchos.

Este Tabernáculo viviente irradia Su Luz, irradia Su Santidad y con los propios hijos anima los corazones de una Luz nueva, de una renovación santa y de una autenticidad verdadera en el nombre del Hijo Jesús, Camino, Verdad y Vida (Jn 14,6).

Este es el mensaje universal que esta Iglesia dirige hoy a los hijos de Dios y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad por este nuevo comienzo que nos espera.

En este día invoco la bendición de Dios Padre Todopoderoso sobre cada hijo que en esta Madre Iglesia ha depositado la propia confianza y sobre todos aquellos que se han quedado fieles a esta Madre Iglesia (Ap 17,14).

En este día invoco la bendición de Dios Padre Todopoderoso sobre cada hijo y cada hija que han permanecido obedientes a la palabra de Dios (1P 1,14-16).

En este día invoco la bendición de Dios Padre Todopoderoso sobre todos aquellos que huyen de las injusticias de este mundo, que están en búsqueda de una arribada segura (Mt 5,5).

En este día invoco la bendición de Dios Padre Todopoderoso sobre todos los hombres animados por la buena voluntad (Lc 2,14), para que, purificados del pecado y limpiados en el corazón y en el alma (Jn 15,3), puedan volver a encontrar el recto Camino que conduce al Corazón del Padre, siguiendo a Cristo y María, para, de esta manera, vivir en la eternidad una Bondad llena, al Banquete eterno del Padre (Mt 22,2).

En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

1 de enero de 2019
Fiesta de María Madre de Dios

El Pontífice
Samuele