Dios es Amor y se manifiesta en Cristo Señor.
El Otro es engaño.

Dios es Amor (1Jn 4,7-8). Dios es el Amor hecho Persona (Jn 1,14), que en el Hijo unigénito (Jn 1,18; 3,16) se ha encarnado. En Cristo Señor el Amor es. Fuera de Cristo (Hch 4,12) todo otro amor es engaño (1Jn 2,23).

Por un lado, Cristo y Sus hijos, Su Espíritu que dona la Vida; por el otro el Anticristo (1Jn 2,22) y sus hijos, su espíritu que conduce a la muerte.

Por un lado, aquellos que viven para hacer vivir la Iglesia de Cristo (Rom 11, 4-5), querida por el Padre para conducir todos Sus hijos a la salvación; por el otro, todos aquellos que viven para hacer morir la Iglesia de Cristo, promoviendo una nueva idea de religión mundial que incluye todas las religiones y las filosofías religiosas, fundada sobre un amor humano y engañoso (2 Jn 9a), que nuevamente ha descartado a Cristo, la Piedra angular (Hch 4,11), la única y santa Doctrina (2 Jn 9b).

Todos aquellos que quieren seguir viviendo un Patio de la Iglesia de Cristo que está conduciendo todos a apostatar de la verdadera fe, haciendo abjurar la Ley y la Voluntad del Padre, llegando a ser cada vez más ciegos (Mt 15,14) para vivir lo que es mundo en detrimento de Dios, única salvación y esperanza, hundirán más y más. Aún más lo que es mundo se desmoronará. Aún más aquella Casa terminará de hundirse y, mientras tanto, manifestará lo que en el vientre llevaba (cf. Nm 5,27). Todo se manifestará. Y nadie ya no podrá parecer como el hombre de la Providencia, porque la Providencia ha abandonado aquella Casa; o el hombre de la misericordia, aquel que ha “hecho limpieza” para hacer resplandecer la fe, porque en realidad la fe de aquella Casa lleva el Mal a intentar vencer sobre el Bien, sobe Aquel que es Vida.

Día tras día la apariencia dará paso a la concreción del fracaso total de lo que santo tenía que permanecer, sino que, en realidad, manifiesta la presencia del espíritu del anticristo, haciendo avanzar todo lo que es Mal. Aquella mujer (Ap 19,2) será apuntada, manifestándose no más como Madre sino como la ramera (Ap 17,1), aquella que ha querido consumar el propio espíritu en todo lo que es mundo y mundanidad. Muchos han perdido la fe en el verdadero Dios. Y todo esto grita delante de Dios Padre Todopoderoso, que manifestará Su potencia y Su presencia.

En el Patio en el cual la pureza de la fe está viva, amada y proclamada, más y más la Luz del mundo (Jn 1,9) se irradiará y será comprendida por quien quiere comprender y poner en práctica. No haciendo el bien según conciencia, sino haciendo el bien según el pensamiento de Dios, que Jesucristo ha encarnado y enseñado. He aquí la Iglesia Cristiana Universal de la Nueva Jerusalén, costilla (cf. Gen 2,22) sacada del Cuerpo místico que seguirá haciendo vivir a todos el contacto con el Cielo, que ahora ha salido al campo para conducir por Cristo, en Cristo y con Cristo los hijos a la victoria, para proclamar todos juntos la única doctrina: Aquel que es Camino, Aquel que es Verdad y Aquel que es Vida (Jn 14,6): Cristo, única y esencial Vid (Jn 15,1).

Tened en vosotros los mismos sentimientos que Jesucristo (Flp 2, 5-11), para ser encontrados santos, humildes y obedientes, no para morir sino para renacer a Vida nueva (Jn 3,3-7).

La sombra de Su Espíritu se extiende sobre los que lo temen (Lc 1,50), que quieren mantenerse fieles a Jesús que, profiriendo Su Santo Nombre y reponiendo en Él la propia fe, se salvarán. Frente al avance de la acción del Padre muchos se golpearán el pecho y se arrepentirán, y en muchos la esperanza dejará paso a la absoluta certeza de que esta Madre Iglesia es. Jamás los infiernos prevalecerán sobre la Iglesia de Cristo (Mt 16,18).