A Ti renovamos nuestro ‘sí’
para dar alegría a Tu Corazón
26 de junio de 2020
Meditación del Día
En el Nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo.
Queridos fieles, empezamos hoy el rezo de la novena de oración en honor de María Giuseppina Norcia para festejar solemnemente Su regreso en el Corazón del Padre.
Juntos queremos unirnos hoy aún más al Corazón de esta Mozuela, Aquella que es Madre para todos nosotros, para pedirLe al Padre, en Su Nombre, responder a toda nuestra oración que sea conforme a Su voluntad; para pedirLe al Padre toda gracia; para pedirLe al Padre donarnos Su fuerza, Su coraje y Su infinito amor para abrir una brecha en cada corazón, para vencer en cada corazón, a fin de que el amor pueda triunfar.
La Mozuela de Dios es para nosotros ejemplo de vida en todo. La viva presencia de Su Espíritu nos guía en nuestro camino de todos los días a fin de que cada uno de nosotros, siguiendo Su ejemplo, pueda renovar hoy y siempre el propio “sí” al llamado recibido, sin jamás vacilar, sin jamás titubear, sin jamás dudar, sin jamás mirar por atrás, sino mirando siempre hacia adelante, ciertos de la viva presencia y de la viva cercanía del Padre que ama a nosotros, Sus hijos, y que nunca os dejará solos.
El Padre nos impulsa a vivir Cristo y María, para que Cristo y María lleguen a ser más y más nuestro único bien primario; a fin de que cada uno de nosotros pueda respetar todos los días los mandamientos del Padre, colocando en el centro de nuestra cotidianidad el amor por Dios, y el amor por el prójimo.
He aquí el ejemplo que la Mozuela de Dios nos ha donado. He aquí la Fiesta del “Sí” que se renueva, para cumplirse en la totalidad. He aquí la Fiesta de la fidelidad viva, que se cumple en este 5 de julio; he aquí la Fiesta que ha hecho saltar de gozo el Cielo, que desde el 5 de julio en adelante aún más se ha abajado sobre esta humanidad para donarnos aún más amor, amor, amor, a fin de que el amor hecho Persona pudiese habitar en cada corazón listo para acogerlo, para reconocerlo y guardarlo, como el Don precioso que Ella nos ha dejado como herencia.
He aquí, hoy, nuestra viva devoción a Su Corazón de Madre que nada ha guardado para sí misma, sino que todo se ha donado por amor de Su Señor, por amor de Sus hijos, renovando por última vez Su eterno “Sí” a la voluntad del Padre, así como Ella ha hecho durante toda Su vida.
Agradecemos hoy juntos a María Santísima, por habernos donado esta Mozuela. La agradecemos, por habernos donado Su Jesús y con todo nuestro corazón renovamos hoy la consagración a Su Corazón Inmaculado, para poder llegar a ser uno con María, y amarLa cada vez más; para llegar a ser instrumentos perfectos en Sus manos; para poder proclamar a una sola voz y a un sólo corazón: «Te amo Jesús, te amo mucho; me encomiendo a Ti, no me dejes solo. Haz de mi lo que Te agrada: hágase Tu voluntad».
A Ti, Madre Santa, ofrecemos nuestra oración, a fin de que Tú del Cielo puedas asistirnos ahora aún más, para vencer todo enemigo y obtenernos toda gracia, corporal y espiritual, en María, con María y por María. Y así sea.
En el Nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo.