Este es el día del Amor: Jesús Pan Vivo
se dona a nosotros, Sus amigos, Su pueblo

9 de abril de 2020
Meditación del Día

En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Hoy, en este Jueves Santo, hemos escuchado la página del Evangelio de Juan que nos habla del momento en el cual Jesús, junto a Sus Apóstoles, dona Su Amor hasta el final. Jesús es consciente, es consciente de que ha llegado la hora de pasar de este mundo al Padre. He aquí la Pascua, pasaje. El pasaje de Resurrección y Jesús nos ayuda a comprender con Su Sacrificio de quien se inmola para donar la vida.

He aquí que Jesús ama hasta el final a aquellos que Lo han seguido, Sus amigos, Sus Apóstoles, todos excepto uno – aquel que le ha querido traicionar, aquel que ha querido hacer entrar el espíritu maligno en su corazón. Sólo si se le da la posibilidad al espíritu maligno entrar se cae. Pero en el momento en el cual no se quiere hacer entrar el espíritu del mal, el espíritu del mal no puede nada contra los hijos de Dios, no hay un “pequeño Judas” dentro de cada uno de nosotros, a menos que no se quiera hacer como Judas, y hacer entrar el espíritu del mal en el proprio corazón. Si uno permanece firme y fuerte en la fe en Jesús todo se puede y todo se vence.

Y he aquí que Jesús hace aquel gesto que ha hecho historia, se levanta y lava los pies a Sus Apóstoles. Jesús hace el gesto que era de los siervos. Jesús que se hace siervo de Sus amigos. Sus amigos comprenden la grandeza de aquel gesto, entienden y han entendido que Jesús es Maestro y Señor – he aquí porque Pedro se opone a aquel gesto, pero Jesús le hace comprender que aquel gesto es necesario a fin de que se pueda tomar parte totalmente con Él. Sus amigos, excepto el traidor, ya están limpios, ya viven aquella comunión con el Maestro, pero para ser totalmente limpios he aquí este último gesto que lleva el Maestro, el Señor a lavar los pies, a lavar aquella parte del cuerpo que toca la tierra, que está en contacto con la tierra, con la humanidad y que es más expuesta a ensuciarse.

He aquí que Jesús hace este gesto para hacerlos totalmente limpios, a Sus amigos, perfectos. He aquí el amor que vence toda sombra, toda mancha. Jesús se agacha para limpiar y salvar, y en el momento en el cual Jesús hace este gesto invita a todos a comprender bien la importancia de aquel gesto. “Así como yo hago a vosotros, vosotros hacedlo los unos a los otros”. He aquí la invitación que Jesús dirige a Sus amigos, a los Apóstoles, a aquellos que Lo han reconocido Maestro y Señor. Este gesto debe ser entendido bien: Jesús hace aquel gesto a quien Lo ha reconocido como Maestro y Señor, a los Suyos. No es este el momento para pensar en los pobres, en los encarcelados, los marginalizados. No se hace este gesto a quien no comprende la divinidad del Señor; así como Jesús dijo en otra ocasión, cuando María derramó aquel aceite perfumado para honrar al Señor – “los pobres tendréis siempre con vosotros, este es el momento para pensar al Señor, al Maestro”.

He aquí entonces que este gesto hace comprender el ser Iglesia, se hace hacia aquellos que tienen la primera responsabilidad de poder ser Iglesia. He aquí Jesús que hace este gesto a los Apóstoles, columnas de la Iglesia naciente. He aquí que Jesús hace este gesto a quien Lo ha reconocido – Cristo y Mesías. He aquí la Iglesia de Cristo y he aquí que Jesús, con este gesto, instituye la fraternidad que debe estar al interior la Iglesia de Cristo – he aquí el mandamiento nuevo del cual Jesús habla inmediatamente después: “Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros”.

He aquí que Jesús instituye el amor fraternal, que debe estar, que debe circular al interior de la Ecclesia, Iglesia, entonces al interior y entre los que son responsables de la Iglesia – para que la fraternidad tome la delantera sobre otros sentimientos no santos, entre hermanos, entre responsables, entre Ministros y así este sentimiento debe dominar entre todos aquellos que son miembros del cuerpo místico que es Iglesia, entre todos los fieles, a fin de que la celosía, el egoísmo, la envidia sean derrotadas por el amor fraternal que Jesús en aquel momento instituye con aquel gesto.

He aquí la oración, que en la Eucaristía encuentra el cumplimiento más alto, en la Comunión viva con Jesús Pan Vivo bajado del Cielo, aquel tomar parte de Su Corazón, de Su Espíritu, de Su Alma para ser en comunión perfecta; y he aquí la fraternidad. Oración y fraternidad. Eje y centro de la vida de quien es Iglesia. Fieles de Cristo, hermanos de Cristo, amigos de Cristo. He aquí la enseñanza que hoy Jesús nos dona en el momento en el cual, con Sus Amigos, instituye la Eucaristía, se inmola para donar la Vida, la Vida eterna, volviendo a colocar en el centro la comunión de corazón, alma y espíritu, entonces la oración viva con Dios, Pan Vivo bajado del Cielo; y la fraternidad, a fin de que en la Iglesia, en todos aquellos que quieren ser Iglesia, el amor y la fraternidad venzan sobre todo otro sentimiento. Al hacerlo, toda prueba se superará y todos aquellos que miran y ven, reconocerán la verdadera Iglesia de Cristo, los verdaderos discípulos de Cristo, sin alguna duda, sin ambigüedad.

En este día santo y solemne, Jesús Pan Vivo bajado del Cielo, Aquel que se inmola para donarnos la Vida, os bendiga en Su Santo Nombre, de Padre, de Hijo y de Espíritu Santo.