La virtud de la Dulzura
2 de julio de 2020
Meditación del Día
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Hoy quiero meditar junto a vosotros la virtud de la Dulzura que caracteriza y pertenece a la Mozuela de Dios y pertenece a quien vive para ser verdadera sierva de María.
La Dulzura se manifiesta siempre, con constancia viva. La Dulzura es bálsamo santo que se dona con amor y generosidad, sin medida, sin medir con el metro del mundo lo que pertenece a Dios. La Dulzura es generosa, y nada se guarda para sí, sino que vive para donar amor a Dios y al prójimo en la concienciación de que Dios mucho dona a quien mucho ama, y a quien es muy generoso en el corazón.
La Dulzura es apacible, nunca arrogante, y mejor tiende a disculpar que a acusar, porque Dios es misericordioso. En la Tierra de Amor Jesús ha bajado nuevamente del Cielo para prodigar a todos Su infinita misericordia, a quien pide perdón con sinceridad de corazón, a fin de que muchos puedan saborear aquella leche y aquella miel que Dios ha prometido a Sus hijos, haciendo saborear Su dulce melodía a quien habita en la Tierra Prometida, en el Santuario del Señor.
La Dulzura es mansa, y todo ofrece y todo soporta por amor del propio Señor porque Su yugo es dulce y Su carga ligera. Su lengua no dirá palabras amargas, ni palabras soberbias o mordaces, sino que con bondad, gracia alentará y confortará todos aquellos que esperan en el Señor, donando aquel dulce descanso que alegra el corazón, reconfortándolo después de toda batalla.
La Mozuela de Dios, que toda se ha donado por amor de Su Señor, nos done la gracia de encarnar esta virtud, para alegar el camino de los hijos de Dios, donando a todos Su dulce bálsamo, que recalienta el corazón, reconforta el espíritu y es refrigerio santo por el alma.
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.