Amando a José amamos a María.
Amando a María amamos a Jesús, totalmente

19 de marzo de 2021
Fiesta Solemne de San José
Meditación del Día

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Queridos hermanos y queridas hermanas, nuestra fiesta está viva, continua y palpitante y en este clima de fiesta seguimos meditando la figura de San José, a fin de que más y más cada fiel perteneciente a esta Iglesia pueda apreciar sus virtudes, y volver a colocar en el centro de la devoción de todos su santidad y su llamado, para imitar su ejemplo.

San José ha sido el primer discípulo cristiano. La cristiandad íntima, celada al mundo, ha nacido en el hogar en el cual han habitado María y José. Ahí el cristianismo hunde sus raíces. Pero aún antes de ser cristiano, San José ha sido mariano. San José ha amado a María, Madre Iglesia, antes que cualquier otro, cuando Jesús todavía estaba en el vientre materno. Sólo logrando amar a María en la totalidad San José ha podido acoger, amar y vivir el Niño Jesús en la perfección; sólo el amor por María ha abierto de par en par, a San José, las puertas del amor por Cristo. Éste es el ejemplo para todos: quien quiere amar perfectamente a Cristo debe necesariamente amar a María; sólo quien consagrará la propia vida y la propia cotidianidad a María podrá consagrarse a Cristo y lograr servirlo y amarlo perfectamente, como han hecho José y María. Quien no ama totalmente a María jamás logrará amar perfectamente a Jesús. Amar a María es el camino maestro para amar al Maestro. Este es el camino trazado por el Padre para todos aquellos que quieren ser cristianos, aquel camino que San José ha emprendido y recurrido con coraje. Por cierto, no han faltado las dificultades, que José ha tenido que enfrentar, pero permaneciendo dócil y obediente a la voluntad del Padre, abandonándose totalmente a Su voluntad, deseando hacer no la suya, sino la voluntad del Padre, encomendándose a la oración, todo lo que antes era humanamente imposible ha llegado a ser simple.

En una revelación hecha a María Giuseppina Norcia Jesús dice que San José ha sido su modelo de vida hasta cuando el Padre lo ha llamado. Quien quiere ser un verdadero cristiano hoy debe re-comenzar por el ejemplo de San José, amar primero a María, consagrando la propia vida y la propia cotidianidad a Su Corazón Inmaculado, y luego consagrarse a Jesús, a su Corazón de Padre, de Hijo y de Espíritu Santo, para experimentar el amor de un Dios hecho carne, que se ha despojado de su gloria divina para levantar a la gloria divina cada criatura humana que, en el Hijo unigénito, llega a ser hijo, recibiendo el sacramento del bautismo y poniendo en practica el mandamiento del amor: “Ama a Dios y ama a tu prójimo en la totalidad”. Al hacerlo, uno es cristiano. Al hacerlo, se experimenta la alegría de ser cristianos, aquella íntima alegría que hace superar las dificultades que la humana cotidianidad lleva consigo.

Amar primeramente a María no significa tener que amar a María más que a Jesús. Simplemente, significa amar a María como a Jesús. Ningún hijo puede pensar prescindir del amor maternal, ni siquiera Dios ha querido prescindir de aquella que es Madre, donándola al Hijo, a fin de que el Hijo la donara a cada uno de nosotros, para que cada uno de nosotros pueda, ahora, vivir María como “la” Madre Universal, este es el tiempo y esta es la voluntad del Padre.

¿Quién quiere contradecir la voluntad del Padre? ¿Quién eres tú, hombre, para quererte rebelar a la voluntad del Padre? Satanás se ha rebelado al Padre, no aceptando que María le llegara a ser superior; no aceptando tener que servir aquella que ha sido coronada Reina; no aceptando que María, por la gracia conferidle por el Padre, tuviese en sí el poder de salvar, como el Hijo Jesús. Quien no logra, o no quiere comprender la voluntad de Dios Padre Todopoderoso, siga el ejemplo de San José. Amad a San José, rezar San José, abandonaos a la voluntad del Padre como ha hecho San José, a fin de que siguiendo su ejemplo el “yo” deje espacio a Dios, que podrá así habitar en el corazón de cada uno; así ha pasado por San José, que por primero se ha divinizado, llegando a ser un pequeño Jesús, en un entrelazo de amor que ha llevado el padre a crecer en el Hijo y el Hijo a crecer en el ejemplo del Padre, a fin de que padre e Hijo, juntos, pudiesen desempeñar el llamado del Padre, y con María indicar al mundo el camino de la salvación.

Jesús es el Camino, que conduce a la Verdad, que conduce a la Vida. En Jesús el Misterio Trinitario se cumple. “Quien ve a Él, ve a Mi”, fue dicho, en el Hijo el Padre es, y el Padre todo se manifiesta en el Hijo que ahora habita en la Pequeña Cuna del Niño Jesús. Aquí, en la Nueva Jerusalén, todo se cumple. Aquí los Ángeles y los Santos suben y bajan de la escalera de oro, para hacer ascender todos aquellos que sobre esta tierra quieren vivir el Cielo, que aquí ha bajado para establecer su Morada.

¿Maestro, dónde vives? Ven, y vea. Y así sea.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.