Contemplamos la Llaga al pie izquierdo de Jesús.
Por los pecadores

12 de marzo de 2021
IV Viernes de Cuaresma
Meditación del Día

En el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.

Queridos hermanos, queridas hermanas, en este cuarto viernes de Cuaresma continuamos nuestra meditación sobre las cinco Llagas de Jesús sobre la Cruz. Hoy contemplamos su santa llaga del pie izquierdo. Y unidos a María, ofrecemos nuestra oración y todo sacrificio y sufrimiento sufrido por Jesús por todos los pobres pecadores, por los no cristianos y por los no creyentes.

A todos vosotros os digo: “Jesús os ama. Jesús se ha ofrecido en sacrificio incluso por cada uno de vosotros. No tengáis miedo de arrimaros al Salvador. No tengáis miedo de pedir perdón. Dios es misericordioso. Y con cuanta más sinceridad de corazón uno se arrima a Su corazón Jesús os inunda con todo Su Amor. Aquí Jesús ha bajado para donar Su infinita misericordia a quien ha caído; ha bajado para abrazar a los lejanos; ha bajado para aunar las ovejitas que se han perdido; ha bajado para aunar en este único Redil todos aquellos que Lo reconocerán como Señor y Salvador y universal Pastor del mundo.

No os dejáis vencer por el engaño sutil del enemigo de Dios, que primero adula para hacer caer, y una vez que se ha caído al suelo, apunta con el dedo para aplastar y hacer morir. Sed fuertes y firmes, para resistir a la tentación a hacer el mal, o a pensar que se pueda vivir el verdadero Dios en otra religión o filosofía religiosa, o a pensar que Dios no existe. Practicad el mandamiento del amor que Jesús nos ha enseñado: «ama a Dios y ama a tu prójimo». Dios es Jesús, el unigénito Hijo del Dios viviente, el Dios hecho carne, el Amor hecho Persona. Es amando a Jesús que llega a ser más fácil amar al prójimo, porque guiados por el ejemplo de quien es Amor en la esencia y en la sustancia”.

Quien piensa sea mejor amar primero al prójimo para luego – quizás – buscar y encontrar al verdadero Dios, corre el riesgo en estos tiempos duros y difíciles de ser arrastrado, tanto por el propio “yo”, que puede ensoberbecerse quedándose amoldado al prestigio que deriva del ayudar al prójimo, como por el pensamiento humano hoy dominante que pone el hombre en el centro de todo pero que descarta la Verdad revelada por Dios. El engaño de este nuevo humanismo que levanta el hombre descartando el Dios universal, católico, que en el Hijo encarnado se manifiesta, es muy sutil y conduce muchos a perder la Vita eterna. De hecho, el enemigo de Dios, no pudiendo detener la Verdad absoluta, que es Cristo Señor, intenta no hacerla acoger suministrando otras verdades, relativas, de conveniencia, ofreciendo a cada uno lo que cada uno desea recibir. Al hacerlo se destroza la Verdad absoluta, disgregándola en muchas partes que hacen perder el único Pensamiento de Dios y su voluntad, que en el Hijo unigénito es. Sólo siguiendo el Camino del Amor que Jesús nos ha trazado estamos ciertos de alcanzar la salvación, a fin de que el hombre se esfuerce por buscar, encontrar y entonces a amar primero al verdadero Dios para luego amar al prójimo en la perfección. ¿De qué le sirve al hombre prodigarse tanto si luego se corre el riesgo de perder la vida eterna?

He aquí el pie izquierdo que, aunque traspasado y sufriente, no es derrotado sino está vivo en el amor por el prójimo, encontrando en el rostro del prójimo Cristo Señor. El pie izquierdo se une así al derecho, en una superposición total, como ha ocurrido sobre la Cruz, donde un único clavo ha traspasado ambos pies, con el pie derecho sobrepuesto al pie izquierdo. En esta imagen está la metáfora de los cristianos, que tienen que sobreponerse y guiar con el propio ejemplo de verdaderos hombres – rectos, correctos y coherentes – los no cristianos y los no creyentes, ofreciendo la propia vida y la propia cotidianidad para coparticipar al misterio de la redención, siguiendo el ejemplo de María, aquella que encarna perfectamente cada virtud, aquella que sobre el Gólgota ha participado a la viva Misa del Hijo, una Misa viva, continua y palpitante. Al hacerlo, todos, siguiendo el ejemplo de María, pueden vivir una fe sencilla y al mismo tiempo profunda; fuerte y al mismo tiempo pacifica; humilde y al mismo tiempo alegre; dulce y al mismo tiempo sincera; una fe fiel, que conduzca todos a vivir la Verdad de Jesús para merecer, así, conquistar la Vida eterna, que es Cristo Señor.

Al hacerlo, para los pecadores será más fácil volver a Dios. Y quien no conoce a Dios o busca Dios en otras religiones o en otras filosofías religiosas, podrá encontrar a Dios, contemplar su rostro, gracias al ejemplo de quien les ayudará a conocer, amar y vivir el verdadero Dios, Jesús, el Dios Uno y Trino, aquel que es Camino, Verdad y Vida, aquel que el Padre ha enviado para conducir todos a la salvación.

Encomendaos a Jesús, el Redentor. Encomendaos a María, la Corredentora; y nada será difícil. Pedid a Jesús ser consagrados al Corazón Inmaculado de María, aquella que Dios se ha elegido como Madre y que Dios ha querido donar a nosotros, como Madre nuestra, a fin de que, siguiendo el ejemplo de Jesús, cada uno pueda considerar María no sólo como Reina sino como Madre Universal. En María es aún más simple experimentar y abrazar la misericordia del Padre. María es el Camino que nos conduce al Hijo, para llegar directamente al Corazón del Padre. Encomendaos a su Corazón de Mamá. Dejaos conducir por su mano. Dejaos vencer por su caricia, curar por el bálsamo que lenifica toda herida. Con su intercesión hacia el Padre María nos ayuda a lavar toda mancha de pecado, purificando el alma, regenerando el corazón y haciendo ligero el Espíritu, donando la alegría y la frescura de vivir y no sobrevivir, viviendo cada día en la gracia de Dios, agradeciendo al Padre por su Bondad.

No opongáis resistencia al Corazón de una Mamá que vive y reza para que cada hijo sea curado y viva, abandonando todo pecado; que vive y reza para que cada criatura llegue a ser hijo, haciéndose bautizar en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. No permitáis a vuestro “yo” perder la vida eterna. Dios no quiere el fracaso de sus criaturas predilectas. Jesús sobre la cruz ha vencido para todos. Para todos aquellos que, incluso si pecadores o no creyentes, creyendo en la misericordia del Hijo de Dios, abandonándose a la infinita misericordia del Hijo de Dios, se puedan salvar, como ha pasado por aquel ladrón que en el último momento pidió a Jesús perdón y se salvó, a pesar de los muchos errores cometidos.

Ahora hay una posibilidad aún más grande de poder encontrar la infinita misericordia de Dios. Jesús en la Nueva Jerusalén ha nuevamente vuelto para donar una nueva y última posibilidad al mundo entero de salvarse. Sólo aquí está el centro de la infinita misericordia de Dios. Sólo aquí está la Pila del Espíritu Santo, lavacro de todas las almas, que permitirá a todos dejar lo que es viejo para poderse poner el vestido nuevo, blanco, el vestido blanco de los santos de Dios. Venid. No tengáis miedo. Abrid el corazón a Cristo y a María y nada faltará.

«Alabanza y honor a Ti, Jesús, Rey de los reyes y Señor de los señores. En honor de tu santa llaga al pie izquierdo te ofrecemos nuestra oración y todo nuestro sacrificio y acto de caridad cristiana. En este día, por tu santa llaga al pie izquierdo, te pedimos perdonar a los pobres pecadores que con sinceridad de corazón piden misericordia; te pedimos hacerte conocer y amar por quien Te desconoce, para que todos puedan reconocerTe y amarte, como verdadero Hombre y verdadero Dios. Y así sea».

Oración al Padre Todopoderoso

Consagración al Corazón del Padre

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.