9 de junio 2024

Evangelio de Juan, capìtulo 19,33-35

 

Pero al llegar a Jesús, como los soldados lo vieron ya muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua. El que lo vio lo atestigua y su testimonio es válido, y él sabe que dice la verdad, para que también vosotros creáis.