Cumplimiento final del proyecto de Salvación del Padre por la humanidad, la Iglesia surge porque los hombres han traicionado el Espíritu del Padre, negando Sus acciones y Su presencia. El Espíritu del Padre, que en Jesucristo era, no ha sido acogido. El Espíritu ha sido voluntariamente traicionado, para adorar un espíritu opuesto y enemigo de Dios. Aquellos que habrían debido custodiar la Viña de Dios la han saqueada y malvendida.
A lo largo de los últimos siglos el Padre ha enviado Sus humildes mensajeros, que por obra del Espíritu y por intervención de la Madre de Dios han profetizado, advirtiendo los responsables de la cristiandad de la necesidad de cambiar la ruta, para abandonar el pecado y volver a vivir la santidad. A pesar de estas amonestaciones, los hombres han llegado a traicionar voluntaria y deliberadamente el Espíritu del Padre.