DOCUMENTO DE MAGISTERIO
Cuaresma,
tiempo de participación con el Hijo de Dios
(Borrador: Traducción Automática)
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. La Cuaresma es el tiempo de la viva participación de los hijos con el Hijo de Dios (Jn 14,1), Aquel que ha hecho del Padre su todo (Mc 11,22; Jn 4,34).
He aquí la pureza del verdadero credo que, despejado y purificado de todo lo que es mundo y pecado, vuelve a ser el centro del camino de cada hijo, en este tiempo de gracia que lleva a los hijos a unirse al sacrificio salvífico de la Cruz del Hijo de Dios (Mt 10,38; Ef 5,2).
La Cruz es el corazón del misterio cristiano (1Pe 2,24). Cruz: no signo de la derrota del Hijo de Dios, sino instrumento de salvación y redención (1Cor 1,18); no signo de destrucción, sino signo y símbolo de construcción (Gal 6,14), para que cada hijo pueda construir el verdadero templo en su propio corazón, donde mora el espíritu.
Solo abrazando con amor el Misterio de la Cruz, los cristianos se unirán al Misterio de la Redención de Cristo y de María, la Corredentora Universal (Decreto Pontificio, « En María, con María y por María, 22/12/2019), para ser corredentores con el Hijo de Dios, para superar todas las pruebas y todos los precipicios; y pasar así de la orilla de una mundo y de una casa en ruinas a desembarcar en la única Orilla del Amor, en la Isla Blanca donde se preservará la pureza de la fe en el Unigénito Señor.
La Cruz de Luz que ilumina el mundo (La Nueva Jerusalén Tierra de Amor, «Oración a la Santísima Cruz», 08/04/1990) será la Señal descendida del Cielo para muchos que vagan en la oscuridad. Purificados y restaurados por el agua que brota del Corazón de Aquel que es Vida (Jn 7,38), muchas criaturas se convertirán en «hijos» (Jn 1,12) y muchos hijos podrán reconstruir su propio templo (1Cor 6,19), donde el Hijo de Dios, que es Espíritu y es Santo, pueda morar y descansar.
Dejad lo viejo y lo podrido. Salid de una casa en ruinas (Ap 18,4), para no ser aplastados por columnas destinadas a derrumbarse, porque ya no son capaces de soportar el peso de la pecado y del escándalo, de la iniquidad y de la apostasía (2Ts 2,3).
En este tiempo de gracia, purifiquen cuerpo y mente, para vivir la viva comunión de corazón, alma y espíritu con el Hijo de Dios. Haced desierto y silencio a vuestro alrededor para ser introducidos por el Espíritu en el Lugar donde Dios descendió del Cielo (Revelación de Jesús a María G. Norcia, «El Retorno de Jesús», 30/10/1994) para morar con Sus hijos e imprimir Su Ley de Amor en sus corazones (Jer 31,33).
Siguiendo el ejemplo de María, la Virgen de Dios, cada corazón que se encomiende a Ella y se encomiende se convertirá en «cuna viva» para acoger y hacer morar al Hijo de Dios (Lc 1,35a), y ser alimentado por Su Amor que es Persona (Jn 1,14).
Incrustados y consagrados a María, el Señor hará a sus hijos fuertes y santos, en el corazón y en la voluntad, en el cuerpo y en el espíritu, para vencer toda tentación, luchando cada día la buena batalla de la fe (1 Tim 6,12), ayunando de todo lo que es pecado.
He aquí este Monte Santo (Jn 4,21), donde Dios acoge a sus hijos, para abrazarlos y purificarlos (Revelación de Jesús a María G. Norcia, «El Espíritu Santo», 13/09/1984), para conducirlos y ser perfectos (Mt 5,48), como perfecto es el Padre nuestro que está en los cielos, que en la Nueva Jerusalén nos ha dado su Reino (Mt 6,10), en la unión metafísica del Cielo con la Tierra (Ap 21,2), donde la Iglesia militante, unida a la Iglesia triunfante (Acto de Magisterio, «Uno es el Mensaje, Uno es el Mandato, Una es la Misión sobre la que se apoya la Iglesia militante y triunfante de Cristo», 27/02/2025), manifestará la victoria eterna de los hijos de Dios, en Cristo y en María (Revelación de Dios Padre Omnipotente a María G. Norcia, “La Inmaculada mora en Nosotros”, 28/06/1983). En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
5 de marzo de 2024
Miércoles de Ceniza
Inicio del Tiempo de Cuaresma
El Pontífice
Samuele
